miércoles, 28 de abril de 2010

WILD BILL HICKOK, PISTOLERO. Relato de sus más conocidos enfrentamientos

Por: Pedro Pablo Domínguez Prieto

Agradezco a Ernesto el que me permita participar de nuevo en su blog, en este caso para continuar la serie sobre Wild Bill Hickok. En concreto, comentaré los 7 tiroteos en los que se vio envuelto en su etapa de “pistolero”, siendo mi objetivo el aportar alguna conclusión que sea útil para el trabajo policial actual.

Seré bastante escueto, ya que pretendo hacer evidentes los aspectos más interesantes desde el punto de vista del tiro defensivo.

Dado que Ernesto ya ha escrito sobre la biografía de Hickok, yo omitiré este tipo de datos, únicamente señalar que este personaje fue de los pocos pistoleros de la época que solo dispararon estando del lado de la ley, y que la mayoría de sus enfrentamientos fueron “limpios”, al contrario que otros coetáneos que solían “asesinar” más que batirse en duelo.

Como tirador, Bill poseía dos virtudes (las más importantes en un pistolero, como establecería en su día Wyatt Earp): se había criado en al ámbito rural, donde tuvo acceso, desde muy joven, a las armas. Por tanto había practicado mucho al llegar a la madurez. Esto era común a otros muchos pistoleros del Oeste.

La segunda (y más importante) es que era muy frío. Su afición al juego le había convertido en un hombre al que afectaba muy poco el estrés. Buffalo Bill Cody, otra figura del salvaje oeste que compartió largas temporadas con Hickok, dijo que nunca le vio temblar al desenfundar el arma, tal y como hacían otros tiradores, y que sabemos es una reacción común bajo estrés. Como veremos, fue quizás pionero en aplicar técnicas que aumentasen su ventaja táctica, así como en utilizar el engaño.

Respecto a sus armas, se le atribuye el uso y/o posesión de una docena de revólveres y rifles, aunque en la totalidad de los tiroteos en los que participó activamente utilizó una pareja de Colt 1851 Navy del calibre .36. Este era un revólver de avancarga de 6 tiros, con una potencia quizás comparable a un 9mm corto (.380 Auto) actual (86 grains a unos 1000 pies/segundo).Soy enemigo de los “números”, por lo que únicamente destacaré que este revólver era extremadamente popular debido a su fiabilidad: era la “Glock” de la época. En una ocasión, se dispararon 1500 proyectiles con una de estas armas (de pólvora negra) limpiándola solo 1 vez, sin producirse interrupciones. También era un arma muy precisa, obteniendo impactos en una silueta a 200 metros con apoyo. Ya sabemos que lo principal de un arma es que “funcione”, por lo que entendemos que la elección de Bill fue la más acertada en su época.

Otro aspecto destacable es que en aquellos años, la calidad de las “municiones” era bastante deficiente. La mayoría de los pistoleros profesionales adquirían pólvoras fabricadas en Gran Bretaña (más caras), y fulminantes de la casa Eley Brothers. En todo caso, se sabe que Hickok revisaba frecuentemente sus armas, y que por ejemplo comprobaba que los oídos de las chimeneas estuvieran limpios, además de de utilizar una pequeña barra metálica para apretar las cápsulas fulminantes y que tuviesen contacto con la pólvora.

En todo caso, recordemos que se trataba de armas de pólvora negra fabricadas a mediados del Siglo XIX, y siempre existía la posibilidad de un fallo mecánico. Por ello Bill (como otros de sus “compañeros”), portaba armas de back-up (2 deringers del calibre .41). Raramente portaba solo uno de los Colt.

Acerca de su técnica de tiro, contrariamente a lo que se ha mostrado en la mayoría de las películas, las armas se llevaban a la altura del cinturón (no en la pernera), y con las culatas hacia delante (lo que conocemos como fundas tipo “caballería”). Para desenfundar, se giraban las palmas hacia fuera y se extraían las armas girándolas a la vez. En el mismo movimiento se introducía el dedo en el gatillo y se abatía el martillo. Hickok nunca utilizó empuñamientos a dos manos, y a excepción del tiroteo con Tutt, en el resto de ocasiones disparó desde la cadera. En disparos de exhibición, parecía emplear una posición “de duelo” similar a la utilizada actualmente en tiro olímpico (con el brazo extendido y el torso girado respecto al blanco).

-El incidente Mc Canles, 12 de julio de 1861:
Este es el primer incidente en el que se vio envuelto Wild Bill, y que le dio una cierta notoriedad. La documentación existente es muy escasa, ya que los pocos testigos presenciales estaban directamente implicados, y nunca hicieron pública su versión.

Sí que es cierto que Bill exageró públicamente los hechos como medio de obtener fama como pistolero. Por esto, se le ha representado luchando contra 9 sanguinarios asesinos, matándolos a todos con un cuchillo Bowie, un rifle y un revólver. El mismo declaró haber recibido 11 heridas de arma de fuego.

La realidad es que aquel día la banda de los McCanles se componía de 4 miembros: David C McCanles, su hijo Monroe de 12 años y 2 empleados, James Woods y James Gordon. Hickok, por aquel entonces, estaba empleado en la estación de Rock Creek, un apostadero utilizado por diligencias y por el Pony Express, situado en la zona Sur de Nebraska.

Los Mac Canles también eran empleados de esta estación, y, en principio, acudieron a la oficina el día del tiroteo para cobrar unas nóminas atrasadas. Otras versiones indican que Hickok había tenido un incidente con Mc Canles en el pasado, referente a una mujer. También hay evidencias de que Mc Canles insultaba/ acosaba frecuentemente a Hickok, por lo que ya existía una enemistad previa entre los dos hombres.

El día del incidente, Hickok portaba, al menos, un Colt 1851 (posiblemente 2), y tuvo acceso a un rifle del tipo Kentucky del calibre .56 (monotiro de avancarga), de la marca Postley Nelson & Co. En la estación es posible que existiera también una escopeta de avancarga, aunque no está probado.

David Mc Canles solía portar dos revólveres (de marca sin identificar, quizás Colt 1851s), además de una escopeta de cañones recortados en la montura de su caballo. No obstante, no existen evidencias de que los llevara ese día, y en todo caso, puede ser que no llegara a utilizarlos.

El relato real de los hechos pudo ser como sigue:
A las 16 horas del 12 de julio, Dave Mc Canles, su hijo Monroe y dos empleados llamados Gordon y Woods, se dirigen al edificio de la estación para reclamar el pago de unas nóminas atrasadas. En concreto pretendían que los Wellman les ofreciesen la propiedad de la estación como pago. Horace Wellman y su hija Jane los recibieron a la entrada, iniciándose una discusión. En un momento dado, Hickok interviene para mediar, pero vuelve a entrar en la casa donde se reúne con Horace tras una cortina que dividía la estancia principal. Parece ser que ambos hombres obtuvieron un rifle y un revólver, y que uno de los dos efectúa un disparo con el rifle, alcanzando a Dave Mc Canles en el pecho, matándolo casi instantáneamente. Su hijo se arrojó sobre su cuerpo, mientras Woods y Gordon, que estaban en el exterior, acuden alarmados por el disparo. Woods es el primero en entrar, recibiendo un disparo de revólver (de origen desconocido), resultando gravemente herido.

Gordon no se atrevía a entrar, pero Hickok le dispara con un revólver a través de la puerta. Woods trataba de huir arrastrándose, pero fue perseguido por Jane, quien utilizando una hoz, le dio muerte. Tras esto, fijó su atención en Monroe, el hijo de 12 años de Mc Canles, quien esquivó el ataque y logró huir del lugar.

Hickok, Doc Brink y Wellman persiguieron a Gordon, que se había refugiado en unos matorrales cercanos, y le dieron muerte con una escopeta. Monroe fue el único superviviente del tiroteo.

No existen informes médico-forenses relativos al enfrentamiento, pero entendemos que Mc Canles fue alcanzado en el tórax por el disparo de rifle, quizás interesando el corazón y/ o los pulmones.

No hay muchas enseñanzas “tácticas” extraíbles de este incidente, excepto quizás el impacto que tiene el uso de armas largas en combates a corta distancia. Una de las “reglas del tiroteo” establece la preferencia de uso de un arma larga sobre la corta, siempre que exista esa opción. Hickok siguió este principio en varias ocasiones.

-El duelo Hickok-Tutt:
En la era de los pistoleros (de 1851 a 1900 aproximadamente), se produjeron multitud de enfrentamientos. Sin embargo, muy pocos de ellos tuvieron lugar en igualdad de condiciones, o al menos cara a cara en duelos premeditados en los que influyera la preparación mental o la técnica de los tiradores. En cambio, normalmente alguno (o los 2) oponentes estaba borracho, era un novato, o estaba demasiado asustado para reaccionar. Por no contar los disparos por la espalda, emboscadas, etc.

El enfrentamiento Hickok-Tutt es de los contados duelos “clásicos” recreados más tarde en las películas de Hollywood, remarcable sobre todo por la distancia de tiro.

Sobre este tipo de “duelo”, Hickok declaró en una entrevista para el rotativo Harper´s en 1865: “Si te ves en un problema, asegúrate y no tengas prisa en disparar. Tómate tu tiempo. He conocido a muchos que fallaron por disparar demasiado rápido”.

Más tarde, en 1871, Wild Bill comentó en otra entrevista (esta vez para el periodista Charles Gross): “Charlie, espero que nunca tengas que disparar a un hombre, pero si lo haces, trata de impactarle en el vientre cerca del ombligo. Puede que no consigas un impacto mortal, pero el shock paralizará su cerebro y su brazo de tal modo que la pelea cesará”.

Hickok se refería, por supuesto, a una parada “psicológica”, pero hoy en día sabemos que no es fiable. En los años 40, del siglo XX, Applegate recomendó apuntar a la “hebilla del cinturón” con el objetivo de romper la cadera (lo que compromete la movilidad) y poder hacer disparos sucesivos hacia el pecho aprovechando la relevación del arma.

Hickok, en esta ocasión, impactó en el corazón de Tutt. Lo más probable es que apuntara a “centro de masa” (la zona más “grande” del blanco que nos ofrecen).

El motivo del duelo fue simplemente una deuda relativa a la venta de unos caballos, que ascendía a 45 dólares. Bill debía a Tutt esa cantidad, pero consideraba que se reducía a 25 dólares. El 20 de julio de 1865, los 2 hombres coincidieron en una sala de juego de Springfield, Missouri. Tutt reclamó el pago de la deuda, pero Hickok se negó. Entonces, el primero tomó de la mesa de juego un reloj perteneciente a Hickok como prenda por la deuda. Esto enfadó sobremanera a Bill, pero no quiso iniciar una lucha en el establecimiento.

El día siguiente (21 de julio) por la tarde, ambos contendientes volvieron a encontrarse en la plaza pública de la ciudad. La secuencia de lo que ocurrió fue la siguiente: Hickok y Tutt se encuentran a las 18:00 horas en la plaza pública de Springfield. Esta es un cuadrado de 80 x 80 yardas (aproximadamente 80 metros). Tutt salía del Juzgado, situado en la parte noroeste de la plaza. Al verlo, Hickok le gritó: “Dave, no cruces esa plaza con mi reloj”. En ese momento, un grupo de viandantes se reunieron tras Wild Bill.

Instantes después, Tutt trató de desenfundar su arma, haciendo lo propio Hickok y escuchándose un disparo casi simultáneo. Dave falló pero el proyectil de Wild Bill le impacta en el pecho. Se relata que Tutt se llevó la mano al pecho y dijo “Chicos, estoy muerto”, se giró sobre sí mismo y se agarró a una de las columnas del Juzgado, cayó al suelo y falleció.

La autopsia realizada por el Doctor Ebert, estableció que el proyectil calibre .36 de Hickok había penetrado por el lado derecho entre la 5ª y la 7ª costilla, atravesó el pecho interesando el corazón y/o alguna arteria principal, y salió entre las 5ª y 7ª costillas del lado izquierdo. Tras salir del cuerpo, continuó su trayectoria y no pudo ser recuperado. La muerte de Tutt se retrasó unos “2 minutos”, y el motivo de la misma fue la pérdida masiva de sangre.

Es interesante que Hickok, inmediatamente, tras disparar, se giró hacia su espalda, donde se encontraban al menos 7 testigos del incidente. Parece que Wild Bill mostraba una excepcional alerta situacional, y que no se dejaba dominar por la visión/audición túnel.

Una enseñanza importante de este episodio, es cómo a pesar de que la mayoría acepta que un tiroteo ocurre a corta distancia (de hecho, el resto de enfrentamientos de Hickok fueron a 8-15 metros), una vez que salimos al exterior podemos vernos disparando a distancias relativamente largas. No obstante, un arma de fuego estándar es capaz de impactar a estas distancias (hasta 100 metros) y todo depende de nuestro entrenamiento para sacarle rendimiento.

Otra de las “reglas del tiroteo” dice: “la proximidad niega la técnica: a corta distancia el malo no tiene que ser bueno, solo necesita suerte”. La distancia favorece al tirador entrenado.

-Hays City: los incidentes Mulvey y Strawhun.
Hays City era una ciudad realmente complicada para vivir en la década de 1860. Los soldados fuera de servicio, cazadores de búfalos, prostitutas y jugadores se agolpaban en sus salones y prostíbulos, hasta el punto de ser considerada como la “Sodoma de las llanuras”.Se atribuye a Hickok el dicho: “No hay Domingo al Oeste de Junction City, ni leyes al Oeste de Hays City, ni Dios al Oeste de Carson City”. A pesar de esto, Bill vivió en la ciudad de 1867 a finales de 1869, trabajando como explorador o agente de la ley.

En el verano de 1869, Hays City disponía de una especie de “patrulla ciudadana” tras la desaparición del sheriff Thayer. Uno de los miembros de esta era Samuel Strawhun. Strawhun y otro de sus compañeros (Joseph Weiss, un expresidiario) fueron expulsados finalmente del grupo debido a su comportamiento violento, lo que les enfrentó con Alonzo Webster, uno de los jefes del comité ciudadano. Ante el intento de agresión, Webster desenfundó y mató a Weiss, poniendo en fuga a Strawhun. Éste volvió poco después buscando venganza, momento en que encontró a Hickok sentado en la entrada del edificio. Wild Bill le dijo que estaba preparado para entrar en la lucha, lo que disuadió al pistolero de sus intenciones.

2 meses después, el 26 de septiembre de 1869, Strawhun y otros miembros de su banda (14-18 personas), invadieron el salón John Bitter situado en Front Street. En la mañana del 27, los daños causados por la borrachera eran notables, y un gran número de jarras de cerveza vacías se amontonaban en un local cercano, ante la negativa de los pistoleros a retirarlos (el propio Strawhun amenazó con matar a quien lo intentara). Bitter mandó llamar a las fuerzas de la ley, presentándose el mismo Hickok en el lugar. Una vez allí, procedió a recoger las jarras vacías y a llevarlas a la barra del saloon, momento en que Strawhun se aproximó por detrás con una jarra vacía, al perecer con el propósito de golpear a Bill con ella. En ese momento, nuestro protagonista desenfundó uno de sus Colts y disparó, matando al agresor. Algunos autores han sugerido que el atacante portaba un revólver en lugar de una jarra, y otros que Wild Bill disparó apuntando sobre su hombro gracias a la visión que tenía a través del espejo del Saloon. Ambas versiones son poco creíbles. Lo más probable es que Strawhun portara una jarra rota o que mostrase intención de romperla contra el rostro del agente del orden. En cualquier caso, en la época se entendió que el disparo estuvo justificado como legítima defensa.

Este es un debate común hoy en día, el de la proporcionalidad. ¿Es lícito usar un arma de fuego contra una que no lo es, véase cuchillo, botella rota, etc? A corta distancia, un arma blanca es potencialmente tan letal como una de fuego, y en todo caso, lo principal es la intención del agresor. No hay datos acerca del lugar de impacto, ni de otros datos relativos a la autopsia. Parece que Strawhun se desplomó tras ser alcanzado por un único disparo.

El otro incidente ocurrido en esta ciudad fue el relacionado con Bill Mulvey (o Mulrey), ocurrido el 22 de Agosto de 1869. Este sujeto apareció en la ciudad, borracho y disparando indiscriminadamente, junto a varios secuaces. Afortunadamente, nadie resultó herido antes de la aparición de Hickok.

Sobre lo que ocurrió a continuación existen dos versiones: la primera (aparecida en el North Topeka Times el 31 de agosto de 1876), señala que Hickok distrajo la atención de Mulvey haciéndole creer que alguien tras él iba a dispararle. Al girarse para hacer frente a la amenaza, Bill desenfundó y le alcanzó en el cráneo, con orificio de entrada justo detrás de la oreja derecha.

La segunda versión, aparecida en el “Daily Journal of Commerce” de Kansas City el 25 de agosto, recoge que el impacto atravesó “el cuello y los pulmones”.

A día de hoy, no es posible establecer cuál de las dos versiones es la correcta, ya que no existe informe de la autopsia ni declaraciones de testigos. En todo caso, entendemos que un pistolero profesional como Hickok sin duda utilizaría todos los “trucos” a su alcance para prevalecer en un tiroteo. Según Clint Smith (director del Thunder Ranch Academy), la regla más importante en un tiroteo es “always cheat, always win” (engaña siempre, vence siempre). Espero realizar un artículo sobre este apasionante tema en el futuro, pero es cierto que distraer a nuestro oponente o hacerle creer que estamos heridos, muertos, sin munición, con el arma interrumpida, etc. es una táctica muy útil en un enfrentamiento. Como dice Ernesto “en la calle todo vale, si se trata de sobrevivir”.

-Hays City: la lucha con los soldados del 7º de Caballería:
Otro tiroteo que quizás en su época se vio exagerado por los periodistas fue el enfrentamiento de Wild Bill con 2 soldados del 7º de Caballería. En esta ocasión, realmente Hickok estuvo a punto de perecer. De no ser por la mala fiabilidad de los revólveres Remington, este hubiera sido el último tiroteo del explorador.

El 17 de julio de 1870, a las 9:00 aproximadamente, Hickok se encontraba en el Saloon John D. Walsh, con la espalda hacia el interior de la estancia como era costumbre en él, cuando 2 soldados de caballería entraron por la puerta. Los soldados eran una visión común en aquella época, por lo que nadie prestó atención a Jeremiah Lonergan y John Kile. Lonergan era conocido por ser un camorrista. Kile, un desertor recientemente devuelto al servicio, había ganado la medalla de honor del congreso en una acción contra los indios. Bill portaba 2 Colt 1851s, y los soldados iban armados con sus revólveres reglamentarios Remington New Model Army del calibre .44, o modelo 1863. Este arma, aunque parecía más robusta que su rival el Colt 1860 (tenía el cuadro completo), en realidad sufrió deficiencias de fabricación, sobre todo en las primeras series. En 1864, un informe del Ordnance Department del ejército USA denunció reventones y fallos de percusión, precisamente el fallo que salvó la vida a Hickok.

No hay detalles acerca de los instantes previos al incidente, ni testimonios fiables. Si se sabe que Hickok y los 2 soldados hablaron, y es posible que bebieran juntos antes de que a las 9:15 horas, aproximadamente, Lonergan se situó a la espalda de Hickok y le sujetó por los brazos, forcejeando hasta lograr derribarle y llevarle al suelo. Segundos después, Kile desenfundó su revólver Remington y apuntó a la oreja de Wild Bill, a distancia de contacto, y disparó. Pero el arma sufrió un fallo de percusión y no se produjo el disparo, que de otro modo hubiera sido fatal.

Hickok consigue entonces separar su mano, alcanzar uno de sus revólveres y disparar 2 veces: el primer proyectil atravesó la muñeca derecha de Kile, y el segundo penetró en su abdomen por el lado derecho, le atravesó y quedó detenido por la piel del lado izquierdo. El soldado cesó su agresión (técnicamente una “parada”), y Hickok se centró en Lonergan que continuaba forcejeando con él.

Debido a su posición, Hickok no podía dirigir el cañón hacia el cuerpo de Lonergan, aunque finalmente consiguió llevarlo hasta su rótula y disparó. Esto hizo que su agresor soltara su presa, y Hickok se incorporó, escapando a través de una ventana del saloon hacia la calle.

Kile murió instantes después del incidente, posiblemente la causa fue pérdida masiva de sangre.

Además de volver a demostrar su habilidad con las armas, observamos como lo realmente importante respecto a estas es la fiabilidad. El Remington era un arma del calibre .44, notablemente más potente que el .36 que utilizaba Hickok. Sin embargo, si tu arma no funciona, el resto es irrelevante. Sabemos que Wild Bill limpiaba regularmente y realizaba pequeñas reparaciones en sus revólveres. Los norteamericanos tienen un refrán que reza: “cuida de tu equipo y él cuidará de ti”, esta sería la enseñanza de este episodio.

-Abilene: el tiroteo con Phil Coe:
Abilene era una ciudad ganadera, y en la década de 1860 fue lugar de paso de gran número de vaqueros, jugadores, pistoleros (como John Wesley Hardin) y como no, prostitutas y delincuentes de todo tipo. De 1867 a mayo de 1870, en Abilene no existió ley alguna hasta la llegada del sheriff Tom Smith. Este fue rápidamente asesinado, y el 15 de abril de 1871 Wild Bill fue nombrado nuevo sheriff. Solo permaneció en el cargo 8 meses, pero en ese periodo acaeció el incidente que nos ocupa.

El 5 de octubre de 1871, un numeroso grupo de tejanos, borrachos ya que se celebraba una feria en Abilene, estaban alborotando en los salones de Texas Street. Hickok había prohibido el porte de armas en la ciudad, pero aproximadamente a las 21:00 horas sonó un disparo cerca del Saloon Alamo. Hickok se presentó de inmediato en el lugar, encontrándose cara a cara con Phil Coe, pistola en mano y rodeado por 50 tejanos armados. Coe declaró que había disparado a un perro callejero. Entonces desenfundó un segundo revolver y disparó 2 veces hacia Wild Bill. Un proyectil impactó en el terreno entre las piernas del sheriff, y el otro rozó la parte inferior de su abrigo.

Hickok desenfundó “tan rápido como el pensamiento” según el editor del Chronicle. Disparó 2 veces a Coe en el estómago, y otra vez más a alguien que cruzó, pistola en mano, entre los dos.

Parece ser que otras personas en la zona resultaron heridas, puede que Coe y Bill dispararan más veces, o que el resto de tejanos también disparasen sus armas.

Coe fue llevado a una pensión en Cedar Street, donde los médicos determinaron que sus heridas eran mortales (no hay más detalles, quizás se dañó el hígado), y murió 3 días después con grandes padecimientos.

Cuando Hickok descubrió que el otro hombre al que había disparado era su amigo Mike Williams, lo llevó al Saloon El Alamo y lo tumbó en una mesa de billar. Se cuenta que nuestro protagonista lloró amargamente, y que acto seguido disolvió a todos los tejanos que permanecían en la calle. Al parecer Mike Williams fue alcanzado en el corazón por uno de los proyectiles de Hickok.

El enfrentamiento tuvo lugar a apenas 3 metros, una distancia extremadamente corta, y Bill portaba sus habituales Colts 1851. Las armas de Coe no han podido ser identificadas.

La enseñanza táctica de este enfrentamiento, en esta ocasión no es favorable a Hickok: disparó sin identificar el blanco, quebrantando la regla de seguridad número 4. Es lamentable que muy pocos profesionales de la seguridad sepan recitar las 4 reglas de seguridad, que deberían ser lo primero que se enseñase en cualquier módulo de armamento y tiro. En la confusión de un tiroteo, es preferible perder una décima de segundo en identificar el blanco, que matar a un inocente.

-Ases y Ochos: 2 de agosto de 1876:
A partir de 1874, la fiebre del oro se extendió en la zona de Black Hills. Hickok fue uno de los exploradores que organizaron expediciones a esta zona, estableciéndose en la ciudad de Deadwood en julio de 1876. Allí, Bill evitó volver a emplearse como agente de la ley, y en su lugar se centró en la búsqueda de oro y en el juego, con el objetivo de reunir dinero y volver a Ohio con su esposa.

La noche del 1 de agosto, Hickok y un hombre llamado Bill Sutherland jugaron al póker. Más tarde se descubriría que el nombre real del adversario era John Mc Call. Mc Call había perdido 16,50 $ cuando decidió retirarse del juego. Hickok aceptó aplazar el pago de la deuda, e incluso se ofreció a prestarle dinero para la cena.

La tarde del 2 de agosto, Bill se encontraba jugando al póker con 3 amigos en el Saloon nº10 de Main Street, donde había llegado a las 13:00 horas. Hickok siempre se sentaba dando la espalda a la barra, de forma que controlaba la puerta y la mayor parte del local. Pero en esta ocasión, la silla adecuada ya estaba ocupada cuando se incorporó a la partida, por lo que aceptó sentarse de espaldas al acceso.

Aproximadamente a las 16:00 horas, Bill obtuvo una excelente mano: 2 ases y 2 ochos, lo que quizás le distrajo y permitió que Mc Call, que había entrado en el local, se aproximara por su espalda y se situara en la barra a escasos 5 pies de él.

En un rápido movimiento, el asesino desenfundó un “Colt Navy” (según la edición del 28 de febrero de 1880 del Black Hills Daily Times), colocó el cañón a escasos 4 cm del cráneo de Wild Bill y disparó. El proyectil atravesó el cerebro, destruyendo la mandíbula y causando pérdida de masa encefálica y piezas dentales, que cayeron sobre la mesa. Tras salir, la bala impactó en el brazo del capitán Massey, que estaba sentado justo delante de la víctima, rompiéndole un hueso.
Mc Call fue arrestado y juzgado por una especie de tribunal popular de la ciudad.

De este último incidente, se pueden desprender dos conjeturas: tarde o temprano, si se rompen las normas de autoprotección, se acaba pagando. En este encuentro, más bien asesinato, se dio algo muy frecuente hoy en día con según que munición: la sobrepenetración puede producir heridos colaterales. En el caso que acabamos de ver, un Capitán, presente en la escena del crimen, fue alcanzado por el proyectil que cruzó el cráneo del Hickok.

No está claro el por qué Hickok descuidó su situación táctica, que había mantenido durante toda su vida como agente de la ley. En todo caso, el legado previo de este personaje lo configura como el más importante pistolero de su época, y un precursor de muchas técnicas y tácticas que se enseñan hoy en día en las academias de tiro, considerándolas válidas 150 años después.

sábado, 17 de abril de 2010

TRABAJO BALISTICO FIN DE CARRERA EN EL C.N.P.

Por: Ernesto Pérez Vera

Recientemente, un amigo y compañero ha entregado, a la superioridad del Cuerpo al que pertenece y que lo debería evaluar, un concienzudo trabajo fin de carrera. El compañero, desde hace unos días, ya es Inspector del CNP –promoción XXI- y la puntuación recibida por el trabajo que antes refría, ha sido la más alta. Enhorabuena amigo mío. (Pistola Seven Five de 5,7mmFN)

El Inspector J.A.S.M. ha obtenido, a lo largo de los dos años de promoción interna, -procede del empleo de Subinspector- tal puntuación que le ha permitido situarse en el puesto número 2 de la promoción interna y en el puesto número 4 de la clasificación general. En esta última clasificación se incluye a los funcionarios que proceden de la “calle” y que ya son Inspectores del CNP tras dos años de periodo académico en el Escuela General de Policía de Ávila.

El trabajo fin de carrera podía ser de cualquier tema policial de interés, y el de J.A. ha versado sobre la evolución de las armas y municiones en el CNP, y ese es, también, su título. Son 146 las páginas que conforman el trabajo del Inspector S.M., las cuales son complementadas con un CD/DVD con videos e imágenes.

El trabajo, básicamente, viene a demostrar que el calibre y tipo de proyectil que disparan las armas cortas de dotación en el CNP, tanto hoy como ayer, –también en el resto de FYCS del país- son inadecuados, peligrosos e ineficaces en la mayor parte de las ocasiones. Para ello, se han efectuado concienzudas pruebas balísticas sobre Gelatina, protecciones blindadas y bloques de arcilla. (distintivo de la Escuela de Policía de Ávila)

A la par que se realizan tablas comparativas con los resultados arrojados por las pruebas efectuadas por el autor del trabajo, con distintos calibres y diversos tipos de proyectiles, se repasan algunos casos reales de enfrentamientos en los que, agentes policiales tuvieron que hacer uso de sus armas. (proyectil Golden Saber en el interior de un bloque de Gelatina Balística)

El trabajo, para mí y para los que tan altamente lo han valorado, es sobresaliente. La conclusión final a la que llega el Inspector J.A.S.M. es la misma que algunos hemos obtenido en pruebas o experiencias reales: los proyectiles Blindados, Semiblindados, o de Plomo, que son los más ampliamente usados en España por gentes policiales, -tanto de modo reglamentario como privado- NO son los más adecuados para la función policial.

Estas puntas sobrepenetran en exceso los cuerpos humanos impactados, así como los elementos de uso urbano y cotidiano de nuestro entorno, produciendo, con ello, riesgos a terceros por impactos “incontrolados” no deseados. Del mismo modo que muchos venimos diciendo, J.A. ha comprobado que las Puntas Huecas y otras de expansión controlada son las que más transferencia de energía provocan en el impacto, alcanzado así, casi siempre, heridas con mayor rango de incapacitación. Debido a que esos proyectiles “más idóneos” se deforman al impacto, transfieren esa mayor energía de la que hablaba, pero eso, también, reducen la posibilidad de sobrepenetarción y de rebote.

Tras el análisis de todos los datos obtenidos en su trabajo, para mi amigo S.M. los mejores proyectiles de 9mmP que podríamos emplear los agentes policiales son: Action 5 del grupo suizo Ruag, SeCa del mismo grupo antes referido y Golden Saber de Remington. Yo firmo también es a misma conclusión. (imagen interna de un proyectil Action 5)

En su trabajo, como era de esperar, no podía faltar la “cata” del revolucionario, y poco entendido por algunos, –seguro que ahora ya no tanto- 5,7x28m/m FN. Este calibre, como ya sabrán ustedes, es usado en España de forma muy reducida y minoritaria. En la Comunidad de Madrid, algún cuerpo de PL lo emplea en sus pistolas de servicio. También el CNP lo usa para armas largas, pero exclusivamente en seno del GEO. Dentro de las FAS, algunas unidades especiales también poseen armas largas y cortas en este eficaz calibre. (Esquema interno de funcionamiento del proyectil SeCa)

J.A. ha demostrado, con el apoyo de FN-España –prestó armas, munición y otros medios- que este calibre presenta enormes e innegables ventajas para la función policial. Muy someramente, estas son las grandes ventajas: no sobrepenetran. En el cuerpo impactado, voltea sobre sí de tal modo que produce cavidades permanentes muy irregulares, provocando con ello heridas de tal magnitud que pueden producir, con facilidad, el K.O. sin necesidad de seguir descargando disparos sobre el objetivo. Para colmo, y casi milagrosamente, el proyectil del 5,7 m/m FN, sin conseguir abandonar el cuerpo humano impactado, es capaz de perforar, con proyectiles estándar, protecciones balísticas personales de niveles IIIA, los más ampliamente usados. (divisas de Inspector del CNP)

Amigo Inspector: gracias por la parte que me toca, y felicidades.

Ernesto Pérez Vera

viernes, 9 de abril de 2010

Ocurría antes y sigue pasando hoy, no es cosa de modas: LAS CIRCUNSTANCIAS QUE ENVUELVEN AL ENCUENTRO ARMADO, SIGUEN SIENDO LAS MISMAS A DIA DE HOY…

Por: Ernesto Pérez Vera

Uno de los personajes más famosos de la era del Salvaje Oeste norteamericano, fue, sin duda, Wild Bill Hickok(1). Nuestro personaje, fue conocido por ser Agente de la Ley en varias localidades, aunque cuando consiguió el empleo de Comisario en Albilene, (Kansas) fue cuando obtuvo más fama en la profesión. El Estado de Kansas era un área geográfica muy peligrosa en esa época, quizás, como todas las áreas de la denominada: La Frontera.

Hickok también atesoró fama a través de otros trabajos. Colaboró en el espectáculo internacional de Bufalo Bill,(2) (este espectáculo, en el siglo XIX, era considerado el más grande del mundo) el cual consistía en realizar exhibiciones que demostraban al público el estilo de vida del Oeste “salvaje”. Así pues, se mostraban, de forma espectacular, (por nativos norteamericanos) los modos y las formas de montar a caballo, lanzamientos de cuchillo, lanzas y flechas. Disparos, muy rápidos y precisos, con armas de fuego (tiro de exhibición) a pie firme y a caballo, eran parte muy importante del show, así como las exhibiciones de desenfunde de revólveres y demás habilidades con el arma en la mano; en fin, todo lo que ya sabemos que configuraba ese estilo de vida.

En esa etapa de su vida, Hickok conoció a Juanita “Calimadad”, con la que, al parecer, tuvo un afer. Se dice que ella, desde entonces, vivió siempre enamorada de nuestro personaje. Como todos saben, Juanita era una excelente tiradora de exhibición, tanto con armas largas como cortas. Por cierto, aunque falleció en el siglo XX, su cuerpo descansa en una tumba junto a la de W. B. Hichok.

Conductor de diligencias, cazador y explorador del ejército, son otros de los empleos que tuvo el protagonista de este artículo, el cual, era también aficionado al juego y a los duelos, aficiones en las que cosechó sonados triunfos y gran fama. Precisamente, fue un duelo, el 21 de julio de 1865, en Springfield, (Missouri) donde, con total seguridad, nació la fama y la leyenda de Hickok. El mortal encuentro fue contra Davis K. Tutt.

Muy sucintamente, vamos a conocer ese caso. Merece la pena. El motivo fue una deuda económica, si bien, Tutt llevaba tiempo ofendiendo públicamente a Hickok. Cabe destacar que Hickok, aún, no era agente de la Ley. Se dedicaba al juego. Finalmente, las ofensas que Hickok recibía, lo sacaron de sí. Se produjo un duelo clásico de la época.

En la plaza principal de Springfield y a 65 metros de distancia, aproximadamente, ambos contrincantes se situaron uno frente al otro. Según testigos presénciales, y otros referenciales, solo se oyó un disparo, pero todos coinciden en que antes del “estampido” Hickok y Tutt, habían desenfundado sus revólveres. La cuestión es que Tutt recibió un disparo en el pecho y Wild Bill no fue alcanzado por proyectil alguno.

Aún sonando un solo disparo, el revólver de Tutt tenía una recámara vacía: solo tenía vaina la recámara correspondiente al último disparo. Con total seguridad, Davis Tutt erró el disparo contra su rival. Tomen nota: Tutt gozaba de gran fama como tirador de precisión. Se sabe que Hickok apoyó el cañón de su Colt Navy mod.1851 calibre .36 en su antebrazo débil, consiguiendo lo que esperaba: un disparo preciso a una distancia “interesante”. También, es sabido que por aquella época, y en ocasiones, usaba un revólver Colt Dragon calibre .44 y un S&W nº2 calibre .32.

El Coronel y articulista de prensa George Ward Nichols, semanas después del juicio en el que derivó el resultado del duelo, (Hickok fue detenido y procesado, pero declarado inocente por aplicación de Legítima Defensa) inició una serie de entrevistas que fueron publicadas. Ahí, casi con total seguridad, nació el mito.

Según se cuenta, como duelista tuvo grandes éxitos y causó bastantes bajas. Parece ser que él NO solía ser el primero en desenfundar, era muy astuto. Hickok, confiaba tanto en la velocidad de su desenfunde y en su precisión de tiro, que esperaba a que su adversario extrajera primero el arma. A veces, incluso dejaba que su rival efectuara el primer disparo. Con ello conseguía que los siempre curiosos ciudadanos, fueran testigos fieles y ocasionales de que él disparaba en defensa propia. De ese modo eludía las posibles responsabilidades judiciales.

Tuvo siempre mucha suerte. Sus adversarios, aún siendo los primeros en disparar, siempre fallaban, (quizás les imponía el estar frente a tan mítico personaje y eso les podía hacer perder el control) y antes de que ellos mismos se dieran cuenta…ya habían sido abatidos por los revólveres de Hickok. Merece la pena reseñar que casi siempre portaba dos revólveres. Tomen nota otra vez.

Cuando trabajó para el ejército, acumuló, tras de sí, un buen número de historias que le otorgaban numerosas bajas en combate contra los indios y los mexicanos. No todas las bajas que rodeaban a estas leyendas fueron bajas contrastadas, pero desde luego, se sabe que muchas de las cifras fueron reales.

Pues bien. Este personaje tan habituado a las armas, en una época en la que aquel que no fuera el mejor, moría, fue, como antes decía, Comisario en Albilene. Solo ocupó el puesto durante ocho meses, y en ese tiempo parece que abatió, en defensa de la Ley, a muy pocas personas; cuando acabó su contrato como Jefe de Policía solo había abatido a cinco contrincantes. Pero debido a su demostrada habilidad en el manejo de las armas, (revólveres) y a la velocidad de su desenfunde, su reputación y fama ganaban al número de bajas que realmente había causado. Así fue alimentándose la leyenda.

Él presumía de haber matado a más cien hombres a lo largo de su vida, pero a día de hoy, y con estudios muy detallados, se cree que en toda su vida no llegó a treinta abatidos confirmados. La prensa del momento y los novelistas, alimentaban la imaginación de sus lectores, atribuyendo a Hickok, y a otros “ases” del momento, cientos de muertes. Tanto es así que a nuestros días nos llegan conceptos equivocados y exagerados de lo que de verdad ocurría en esas violentas ciudades.

Nuestro personaje está en el elenco de las diez personas más mortales de la historia. Existe publicada una obra literaria que lleva por título: Los 10 Hombres más Mortíferos de la Historia, y Hickok está entre ellos.

Parece que el último malhechor al que abatió, mientras era Agente de la Ley, se le enfrentó a solo tres metros de distancia. El 5 de octubre de 1871, según consta, el Comisario le ordenó a un vaquero que tirara sus armas al suelo, (estaba prohibido portar armas en la ciudad) pero el vaquero, lejos de obedecer la legítima orden “policial”, le disparó dos veces. El primero de sus disparos alcanzó el faldón del abrigo de Bill, no causándole heridas, impactando el segundo disparo en el suelo, justo entre los pies de nuestro Comisario. Antes de que hubiera desaparecido el “estampido” del segundo disparo de su atacante, Hickok le disparó, certeramente, dos veces en el vientre, causando graves heridas al vaquero. Pocos días después, como consecuencia de las heridas, falleció.

Mientras se producía el enfrentamiento, en el lugar se reunieron un buen número de amigos del “problemático” cowboy, los cuales insultaban y gritaban al Comisario. Parece que eso, al agente, no le hizo perder la concentración durante el enfrentamiento. Pero entre la poca iluminación existente en el lugar, la tensión, los nervios y el estrés posterior al enfrentamiento, (seguro que él controlaba en parte el estrés, pero la capacidad cognitiva se deteriora siempre. Siempre) Hickok no identificó la sombra de la persona que, revólver en mano, se le aproximaba por uno de sus flancos. Quien producía la sombra fue abatido de dos rápidos disparos.

Lamentablemente, éste segundo abatido era uno de los mejores amigos del Comisario. Ese amigo, el agente de La Ley Mike Willians, solo trataba de llagar hasta Hickok para apoyarlo y darle protección y seguridad mientras abandonaban el escenario del encuentro armado. Desde ese día, Hickok no fue el mismo.

Wild Bill Hickok no fue el que más contrincantes mató. No fue el que más enfrentamientos mantuvo en esa época. Él solo fue uno más. Pero he querido usarlo como ejemplo porque es un personaje conocido por todos, no solo por su faceta de hombre de armas y de la ley, sino por otras facetas, sobre todo la de colaborador en el espectáculo más conocido en el momento. Además, Hickok se salía del perfil de agente de la Ley del momento. Él era educado en su hablar, pausado en sus movimientos y cortés con los ciudadanos, a veces hasta con los delincuentes.

Se sabe que el Comisario era una persona odiada por unos y envidiada por otros. Sufrió continuas amenazas de muerte. Merece la pena destacar que la prensa, en una ocasión, lo dio por muerto, siendo el propio Hickok quien contactó con los autores de la noticia para decirles que aún estaba vivo.

Hickok siempre tomaba precauciones. Nunca se sentaba dando la espalda a las puertas de los lugares en los que se encontraba. Iba armado siempre, ocultando, a veces, su revólver bajo el abrigo. Por cierto, en una ocasión, recortó el cañón de una de sus armas y modificó el abrigo para poder disparar desde debajo del mismo. Nunca entraba en zonas oscuras o poco iluminadas y tampoco era “amigo” de entrar en callejones. En fin, tomaba precauciones y se mantenía alerta. Pese a ello, al final murió por un disparo en la nuca y a quemarropa. La muerte le llegó mientras jugaba a las cartas y dando la espalda a la entrada del establecimiento. Quizás fue la primera vez que rompía esa norma de seguridad.

Su asesino le disparó con un Colt del calibre .45, y lo hizo casi desde la calle. Algunos dijeron que lo asesinaron desde el mismo umbral de la puerta del salón de juegos. Cuando Hickok se desplomó, y cayó al suelo, en sus manos tenía las cartas de la que había sido su última partida de poker: dos pares de Ases y Ochos Negros. Desde ese día, y hasta hoy, a esa jugada se le llama la Mano del Muerto.

En los Juzgados del Condado de Deadwood, (Dakota del Sur) apareció, en la década de los años cuarenta del siglo XX, una carta que escribió el mismísimo Hickok. La referida epístola no llegó jamás a su destino, nuestro personaje fue asesinado antes de pasar por la oficina de correos para remitirla. La misiva era la respuesta de Hickok a un admirador y seguidor de sus acciones, el cual le había preguntado, entre otras cosas: ¿Cómo llegó a matar usted a tantos hombres…? ¿Qué técnicas de tiro usó usted Sr. Hickok...? Lo que no se puede saber es si preguntaba por un caso concreto o por todas las víctimas de Wild Bill, en cualquier caso, esta fue la respuesta textual: “…LEVANTÉ MI MAMO A LA ALTURA DE LOS OJOS, COMO SI ESTUVIERA APUNTANDO CON EL DEDO…Y DISPARÉ…”

Y ahora, -como instructor de tiro defensivo que soy- digo yo: ¿Hay algo más natural e instintivo que eso? Cualquiera de nosotros, incluso un niño, (con varios años de edad) controla y coordina, sin entrenamiento específico previo, los movimientos de su ojo y dedo, y apunta con el dedo índice a cualquier objeto sin demora alguna de tiempo. Para ello, instintivamente el ser humano, desde que nace, va aprendiendo a hacerlo. Siendo un bebé no se consigue, pero a los pocos meses, todo niño sin problemas psicomotrices y de coordinación es capaz de ir ganando calidad en estas coordinaciones físico-oculares.

El arma no es más que una prolongación imaginaria de ese dedo. Si un tipo como Hickok sobrevivió en esa turbulenta época, a duelos, enfrentamientos como “particular” y a encuentros armados como agente defensor de la Ley, y usaba algo tan instintivo y tan natural… es que eso funciona. En esa época no se diseñaron técnicas complicadas, con un pie ahí, el otro aquí, este brazo para delante, el otro para atrás. NO. Señores, lo sencillo y natural, y cuanto más sencillo mejor, es lo que funciona en situaciones reales de enfrentamiento con extremo estrés.

Saquemos conclusiones de ese encuentro “profesional” antes narrado:

1º.
El enfrentamiento policial, en esa época, como hoy, ya se daba a muy cortas distancias. Anteriormente se ha dejado expuesto un caso concreto, pero son muchos los que se pueden rescatar de las memorias y biografías de las viejas leyendas del Far West. Otro ejemplo, digno de un artículo, es el archifamoso suceso de OK Corral con los hermanos Earp(3) y unos pistoleros muy conflictivos. Aunque, lo de Tombstone, fue, quizás, más personal que profesional, pero no deja de ser un encuentro armado a muy corta distancia.

2º. Pese a la escasísima distancia del enfrentamiento narrado, hubieron disparos que se fallaron. El vaquero que disparó a Hickok los efectuó muy bajos, y eso que ya sabemos que en esa época la gente estaba muy habituada a tirar por diversión y en situaciones reales; en fin, que tenían gran hábito y destreza en el manejo de las armas. Pero al final, -en los enfrentamientos reales- cuando te disparan y te juegas la vida… las cosas cambian mucho y se fallan disparos que parecían imposibles de errarse. De todos modos, el vaquero estaba beodo.

3º. Incluso un profesional de las armas en esa época (casi todos tenían experiencias reales en enfrentamientos y un buen manejo de sus armas) puede entrar en tal situación de estrés “descontrolado”, que su visión se vea afectada y entre, de lleno, en el llamado Efecto Túnel. Además, también sufrirá la falta de control y de capacidad cognitiva. Hickok la sufrió cuando abatió a su amigo.

4º. Podemos ver que Hickok, en esa acción, abatió a dos personas de forma muy rápida, y eficaz, con dos disparos a cada uno. No se limitó a efectuar un disparo, y eso que estaba seguro de que lo colocaría en la zona deseada. El Comisario aseguró sus blancos con dos súbitos disparos. Es lo que hoy llamamos doble tap.

5º. Muy ilustrativa y aclaratoria es la misiva hallada en los Juzgado del Condado de Deadwood. Lo sencillo, lo natural y lo de fácil asimilación, es lo que mejor funciona en situaciones de estrés y tensión extrema.

6º. Hickok, tras dar muerte al vaquero, recibió muchas amenazas de muerte, por ello modificó y adaptó su equipo, buscaba la máxima eficacia en su uso. Recortó el cañón de una de sus armas y diseñó un sistema de sujeción para usar el arma desde dentro del abrigo. En pocas palabras: adoptó nuevas técnicas y tácticas para sobrevivir. Por cierto, aunque poseía varias armas, -como hemos visto anteriormente- sus preferidas siempre fueron los Colt Navy 1851.

7º. El estado de alerta permanente le mantuvo vivo más tiempo, aunque finalmente la muerte le llegara por descuidar la retaguardia durante aquella fatídica partida de cartas.

(1) James Butler Hickok (Troy Grove, Illinois 27 de mayo 1837 - Deadwood, Dakota 2 de agosto de 1876) se le apodó Wild Bill (Bill el Salvaje). En una ocasión, cuando trabajaba como conductor de diligencias, y mientras dormía a la luz de la luna, (no era amigo de las comodidades) se enfrentó al oso que atacó a los pasajeros que dormían en su carruaje. Hickok atacó e hirió al oso con su machete, pero también él resultó con heridas de cierta consideración.

Su cobarde asesino estaba resentido por una partida de Poker que Hickock le había ganado con anterioridad. Jack McCall era el nombre del cobarde criminal.

(2) William Frederick Cody, es el verdadero nombre de Buffalo Bill (26 de febrero de 1845-10 de enero de 1917) el apodo de Buffalo, le fue puesto por su habilidad como cazador de búfalos, con cuya carne se alimentaba a los trabajadores de los ferrocarriles. Lo de Bill, fue porque a un afamado cazador, así llamado, Cody, le ganó una competición de caza de búfalos. Le ganó el apodo y la partida.

Fue soldado explorador del 7º Regimiento de Caballería durante la Guerra Civil. Años más tarde volvió al mismo trabajo, pero en esta ocasión en el 3º Regimiento de Caballería. Esta unidad lo contrató por su enorme experiencia en los territorios indios, pero ya no era militar. En esa segunda época, en 1872, fue condecorado con la Medalla de Honor del Congreso, pero justo después de su muerte, en 1917, le fue retirada la condecoración. Tras unas modificaciones reglamentarias: a un civil no se le podía conceder dicha distinción. En 1989, la Medalla le fue restituida a título póstumo.

Gracias a Cody, el Salvaje Oeste y el estilo de vida fronterizo fue conocido en todo el mundo. Montó una compañía al estilo circense. Con este espectáculo recorrió todo el país y parte de Europa, llegando a ser considerado el mayor espectáculo del mundo. Destacaban, en sus circuitos artísticos, los espectáculos con caballos salvajes de todos los orígenes, americanos, españoles, árabes, argentinos, rusos, etc. Su habilidad con las armas era también una gran atracción, realizando exhibiciones de tiro a naipes y monedas.

Contrató a Toro Sentado y otros nativos americanos, sobre todo para que apareciera en sus números artísticos. Era especialmente esperada, por el público, la representación de la última Batalla de Custer, (Little Big Horn) cuyo personaje representaba el propio Cody.

(3) Wyatt Berry Stapp Earp (19 de marzo 1848-13 enero de 1929) es el más famoso de todos los hermanos Earp, (Virgil, Morgan) los cuales le acompañaban el día del más famoso tiroteo del viejo Oeste, el famoso OK Corral de Tombstone (Arizona). En el referido tiroteo iba acompañado también de su gran amigo, y desde aquel día famoso pistolero, Doc Holliday.

Wyatt fue uno de los más famosos y temidos agentes de la ley en la “frontera”. Era implacable y duro ante los malhechores y tenía fama de incorruptible. Se hizo famoso por su habilidad en el manejo del revólver y su sangre fría ante los tiroteos. A veces ponía fuera de combate a sus rivales con un fuerte golpe en la cabeza. Para ello usaba el cañón de su revólver, el cual desenfundaba tan rápidamente que el golpeado ni se percataba de lo ocurrido. Quizás podamos decir que era una forma de usar lo que hoy llamamos, ARMAS DE LETALIDAD REDUCIDA o baja letalidad. Tal vez esa era la “ASP” del momento.

Dentro de las fuerzas del orden, ocupó varios cargos en diversas ciudades, llegando a tener a sus hermanos como compañeros de armas en alguna ciudad.■