sábado, 30 de julio de 2011

"El hurto" de méritos: Policías ninguneadas

Hoy traigo a mi blog, por primera vez, un artículo escrito por el compañero Juan Antonio Carreras. Este compañero de la Policía Local de Molina de Segura, con 15 años de antigüedad en la plantilla, vive su trabajo con pasión —algo poco visto y nada valorado en nuestra organización—, pero como hombre sano e inquieto que es, también consume tiempo en otros aspectos humanos. Carris, como es conocido en el mundo internauta profesional, posee su propio espacio en la red de redes, y en él (www.carris.es) publica boletines informativos para funcionarios y operativos de la seguridad en general, y policiales en particular.

Juan Antonio también colabora con periódicos virtuales y de tirada impresa (es Licenciado en Periodismo amén de en Criminología), siendo muchos sus artículos de opinión, y profesionales, los que se pueden rescatar. Ninguno defrauda. Él aborda, normalmente, temas o noticias relacionadas con las actuaciones policiales y judiciales de su demarcación policial. Son frecuentes sus artículos protesta y reivindicadores: a ningún bombero le gusta que le pisen la manguera o le sustraigan méritos o protagonismo —en realidad a ningún profesional que se precie, sea del sector que sea—

Si bien es cierto que los profesionales de verdad —los menos— no hacen las actuaciones para “rascar” felicitaciones o medallas, también es cierto —y quizás más aún— que cuando se producen servicios meritorios estos deben ser reconocidos. Eso es saludable para la eficacia del servicio futuro y la salud mental de todos: la del que otorga y la del que recibe. En cualquier caso, y siendo este país y colectivo como es —cargado de trampas y envidias nada sanas— es frecuente presenciar o sufrir sustracciones de servicios o méritos. Esto lo sufrimos muchos, y siempre nos quejamos y nos condolemos. Otros, por carecer de lo que hay que tener en esta profesión, y NO son huevos sino VOCACIÓN, compromiso y espíritu de entrega, no detectan esos “hurtos”; y si acaso los detectan… ¡les resbala!

Os dejo este artículo de Carris que fue publicado la página 12 del periódico La Opinión de Murcia del 27/7/2011. (Ernesto Pérez Vera)

Policías Locales ninguneadas

Juan Antonio Carreras
Policía ante todo

Por su cercanía, la Policía Local es la primera en llegar al lugar de los hechos y generalmente la que inicia todos los trámites del hecho delictivo. Sin embargo, no siempre aparecen reflejadas como debería en los medios de comunicación, entre otras cuestiones porque sus actuaciones relacionadas con delitos y detenidos tienen que finalizar inevitablemente en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, o sea, Cuerpo Nacional de Policía o Guardia Civil, dependiendo de la demarcación, tal y como esté establecido. La salvedad la encontramos en los delitos contra la seguridad vial, en este caso la Policía Local instruye de principio a fin, a pesar de no tener respaldo legal de forma concreta en ninguna ley, pues la LO 2/86 le confiere competencias en la instrucción de atestados por accidentes de circulación en casco urbano, pero no por delitos.

Queda claro que la obsoleta Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, la referida 2/86, necesita una reforma urgente ya que no reconoce a las Policías Locales las actuaciones que pueden llevar a cabo.

Otra cuestión preocupante es la comunicación y coordinación policial referida a la publicación de noticias. La Guardia Civil y la Policía Nacional disponen de muy buenos gabinetes de prensa o comunicación (como mejor gusten en llamar, aunque no son exactamente lo mismo), pero las Policías Locales son día sí y día también ninguneadas, olvidadas, dejadas al margen de las intervenciones, a pesar de ser los que inician las mismas (aún recuerdo cómo terminó la ‘Operación Bodegas’). El problema es que las Policías Locales no disponen de gabinete propio que evitaría estas situaciones, parece ser que está en la dirección de estas instituciones, sus responsables no se percatan del potencial que tiene la comunicación en este ámbito, de cara al ciudadano.

Pongamos el ejemplo de un caso concreto, hace unos días, dos hombres de nacionalidad rumana herían gravemente al conductor de un turismo en la autovía A-30. Aquí les voy a contar cómo sucedió realmente este trágico juego maligno, ya que no ha sido exactamente como ustedes leyeron o vieron en los medios. Les cuento cosas como que las piedras eran del tamaño de un balón de fútbol y las lanzaban como si de un saque de banda se tratase, no desde el puente sino desde la cuneta. Un camionero avisó al 112 y éste a Guardia Civil que, al no disponer de suficientes patrullas, requirió el apoyo de Policía Local, acudiendo a la solicitud hasta cuatro patrullas locales, realizando un servicio coordinado entre ambos Cuerpos, en la búsqueda, detención y traslado de los sospechosos. Los detenidos, por ejemplo, fueron trasladados por agentes locales al Cuartel de Guardia Civil de Molina.

No quiero quitarle el mérito a nadie, pero ya está bien, reconozcamos las cosas como son, nombremos a la Policía Local cuando corresponda, que los responsables abran los ojos, y por favor, que el legislador modifique lo antes posible la Ley de Fuerzas y Cuerpos de seguridad. Así que enhorabuena a la Policía Local de Molina de Segura, ya que nadie se ha acordado.

sábado, 23 de julio de 2011

Oremos, hermanos: EL “Credo” de la defensa

Por: Pedro P. Domínguez Prieto

Un problema común a la hora de entrenar con armas de fuego, es el de reproducir escenarios que nos sean útiles una vez salimos del campo de tiro. Es posible mejorar nuestra rapidez, precisión, seguridad o cómo nos movemos o comunicamos, pero será muy arriesgado y de nulo valor pedagógico, el condicionar movimientos en entornos que será prácticamente imposible de encontrar en la calle.

Por ejemplo, las condiciones que nos impongan las instalaciones en las que entrenemos pueden suponer disparar solo en una dirección, o (típicamente) conocer a grosso modo la situación y dinámica de los blancos (bastará con la eexplicación o demostración del profesor, o con presenciar la práctica de un compañero que esté delante nuestro en la cola).

Asimismo, estas limitaciones pueden hacer que la situación y distancia de los blancos, de los elementos que nos deban proteger, sus líneas de movimiento/ ataque, o el “timing” sean radicalmente diferentes en el bar, el callejón o el domicilio reales. Por tanto, es inviable practicar bajo el sistema de acción-reacción, como de hecho se hace en muchos centros de formación.


Es más, muchos alumnos pueden no adaptarse bien a ciertas técnicas o procedimientos, posiciones (recordemos la historia de la posición Weaver), o tácticas que a nosotros nos funcionan, y que muchas veces tratamos de imponerles como un dogma. Muchos de ellos, de hecho, podrían desarrollar magníficas habilidades combativas si les enseñamos conceptos abiertos, en lugar de técnicas rígidas. En realidad, y en la “arena”, el tirador precisará de un mínimo grado de iniciativa para interpretar la situación, identificar sus opciones y aplicar lo que ha aprendido en los cursos, esa será la clave de su supervivencia ante una amenaza mortal:

http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2011/03/el-siguiente-nivel-partes-i.html
y http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2011/04/el-siguiente-nivel-parte-ii-ultima.html

Hoy os propongo estudiar una serie de reglas generales que aplicar en caso de un tiroteo. No se trata de técnicas concretas, sino más bien de “consejos” sobre los que reflexionar, y en base a los cuales adaptar nuestro entrenamiento y mentalidad/concienciación. Estas reglas son bastante antiguas, de hecho, y aunque su autoría es desconocida, hace mucho tiempo que circulan por internet (ya quisiera haberlas redactado yo, jajaja). Las descubrí hará unos 10 años, y recientemente me ha sorprendido el comprobar que siguen en boga, presentes en multitud de páginas web dedicadas al mundo de las armas y el tiro policial/táctico, y lo más importante, prácticamente sin variaciones en su redacción.

Estas reglas vendrían a ser como los “Mandamientos del tiro defensivo”, de ahí el título de este artículo: debemos aprenderlas como un Credo, que llegado el caso mantendrá un paralelismo con su homónimo religioso: será nuestra salvación en momentos difíciles.

-The Rules of gunfighting:
No he querido limitarme a enumerar las 24 reglas, sino que haré de cada una un breve comentario, tratando de relacionarlas con aspectos tácticos concretos. No obstante, ya que su esencia es mantenerse en la generalidad, cada lector es libre de sacar sus propias conclusiones. Por esto mismo, tampoco me extenderé demasiado:

1-Lleva un arma. Mejor lleva 2.Lleva a todos los compañeros armados que puedas.
La primera regla parece de sentido común: si prevés que va a haber “tiros”, lleva tu arma encima, esto es lógico. Lo que no es tan lógico es que muchas personas con profesiones de riesgo y que pueden ir armadas legalmente, no lleven su arma por motivos de lo más variopinto: “eso es de paranoicos, el arma es incómoda, no va a pasar nada…”. Muchos policías han sido atacados cuando sacaban al perro o tiraban la basura, simplemente un caco que habían “enchironado” les estaba esperando. La cuestión de llevar “2 armas” hace referencia a la cuestión del back up, frecuentemente esa segunda arma es esencial al fallar la principal, como estableció Ernesto recientemente:



Por último, la superioridad numérica es una importante baza a explotar si disponemos de ella, los malos nunca van a venir solos. Si sabemos que habrá jaleo, pide refuerzos o ayuda a quien pueda apoyarte: puede que ese compañero vea algo que tú no ves, o cubra un ángulo que tú tienes desprotegido.

2-Todo lo que se merezca un disparo, se merece dos. "La munición es barata, la vida valiosa".

Este punto siempre lo he entendido de dos formas: la primera es el mito del “one shot stopping power”. Muchos acólitos de Marshall y Sanow, o simplemente aficionados a las películas de Hollywood, creen firmemente que el malo va a caer fulminado si le disparo con la munición “X” o “Y”. Esto es un grave error, que ha llevado a muchos policías a la tumba. Otro error grave es la costumbre de algunas academias de enseñar dobles o triples taps + asegurar + a la funda. Tras mecanizar ese movimiento, el alumno se enfrenta al caco en la vida real, le dispara 2 veces, asegura y a la funda. El malo sigue en pié y dispara al agente matándolo. Esto ha ocurrido en multitud de ocasiones, lamentablemente.

Mi aproximación es la promulgada por Clint Smith, del Thunder Ranch Academy: dispara mientras el tipo siga en pie, hasta que su actividad se detenga o lo pierdas de vista. Si la munición se acaba y sigues viendo al malo ante tí, recarga y sigue disparando.

3-Solo los impactos cuentan, lo único peor que un fallo es fallar “por poco”.
Podemos debatir largo y tendido acerca de técnicas, tácticas, armas y calibres, pero si los proyectiles no impactan en el blanco, la verdad es que todo lo anterior no nos servirá de mucho. Un agresor caerá, no solo por recibir plomo, sino porque este alcance ciertos órganos
http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2010/06/lesiones-que-pueden-provocar-las-armas.html.

Si esto no ocurre, podemos encontrarnos en situaciones complicadas, como la que comentamos hace ya unos meses
http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2010/10/tactica-versus-equipo-el-tiroteo-de.html

Nota: el “ruido” no hará ningún daño al malo (incluido el de montar el arma)

4-Si tu posición de tiro es correcta, no te estás moviendo lo bastante rápido, o no estás usando la cobertura adecuadamente.
Una gran verdad. Todos hemos “sufrido” las distintas modas referentes a posturas de tiro: weaver, crouch, chapman, isósceles… pero si analizamos tiroteos reales grabados por cámaras de seguridad, descubriremos que es prácticamente imposible hacer estas posiciones “de libro” mientras nos disparan, o a la vez que nos protegemos detrás de un vehículo, obstáculo, etc. Claro que nos servirán para las competiciones y tiradas de calificación, pero la calle es otra historia. En mi opinión, lo más importante es realizar el empuñamiento correcto: mano lo más alta que nos permita la rabera de la empuñadura, cerrar la mano con fuerza y controlar la presión que hacemos sobre el gatillo. El resto del cuerpo puede que no se corresponda mucho con las ilustraciones de los manuales, pero la mayoría de las veces será más importante no ser herido, que tardar un poco más en liquidar a los “cacos”.

5-La cercanía niega la técnica, la distancia es tu amiga.
La distancia favorece al tirador que ha entrenado (se supone que tú, amigo lector).Un tipo que no entrena es difícil que le de a algo a más de 20 metros. Quizás incluso menos. Por otra parte, a muy corta distancia (menos de 5 metros), el otro no tiene que haber entrenado en su vida. Solo necesita tener suerte para alcanzarte.

Esta es una de las grandes ventajas de usar armas largas, no tengo que acercarme al blanco para tumbarlo. De hecho, ciertos calibres de pistola / revólver permiten disparar eficazmente a distancias de 75/ 100 metros, algo que siempre nos han enseñado que era “imposible” (los temarios actuales de seguridad privada establecen el alcance efectivo de un arma corta en 25 metros). No hay que recurrir a un .500 Magnum para hacer esto, un .45 ACP +P, un 10mm Auto o un .357 Magnum servirán.

Ante una amenaza, es fundamental alejarnos de ella todo lo que sea posible.

6-Si puedes elegir “qué” llevar a un tiroteo, elige un arma larga, y elige a compañeros que también lleven armas largas.
Y chaleco balístico, una radio y 20 cargadores de repuesto. A la hora de llevar un arma encima, ninguna es lo bastante pequeña ni ligera. A la hora de necesitarla, ninguna es lo bastante potente. Sé consciente de las limitaciones de la pistola y elige un modelo que te de la máxima potencia de fuego (tomen nota los partidarios del 9mm corto para defensa)

7-En 10 años nadie va a recordar detalles acerca de calibres, posiciones y tácticas, solo recordarán “quién” sobrevivió.
El objetivo final es sobrevivir, a esto estará dirigido cada movimiento que hagamos. Obviamente, habrá quien analice los puntos anteriores (Ernesto por ejemplo), pero es cierto que todo está enfocado a ese único objetivo: ser el que se marche de allí andando, y no en una bolsa de plástico. Bueno, Ernesto regresó una vez en ambulancia, pero regresó vivo.

8-Si no estás disparando, estarás comunicándote, recargando o corriendo.
Estas 4 cosas (o variantes de las mismas) son las únicas que te servirán de algo cuando las balas silben a tu alrededor. Cualquier otra acción será una pérdida de tiempo, o algo inútil que te puede llevar a la tumba. En el blog hay varios artículos que desarrollan las técnicas de tiro, recarga, movimiento y comunicaciones:




9-La precisión es relativa, el resultado de la mayoría de los enfrentamientos dependerá del “pucker factor” (término vulgar para referirse a si nos vencerá el miedo), más que de la precisión del arma. "Usa un arma que funcione siempre"
La fiabilidad es lo más importante en un arma (huye de armas antiguas o en mal estado). Después mantenla limpia (la primera fuente de interrupciones es la suciedad). Lo peor que puede pasarte es que oigas “click” cuando debió sonar bang!

El miedo estará presente en cada agresión que suframos, es inevitable, pero hemos de ser capaces de reaccionar ante los cambios fisiológicos y psicológicos que hemos comentado hasta la saciedad, de ello depende todo.

10-Algún día, alguien puede que te mate con tu propia pistola, pero deberá usarla como un martillo, ya que estará vacía.
Una vez que comience, no debes dudar: ¡Dispara! El entrenamiento debe incluir ejercicios para desarrollar la capacidad de reacción (agresividad). Esto es fundamental.

11-Siempre engaña, siempre gana, la única pelea sucia es la que se pierde. "Si te encuentras a ti mismo en una pelea “justa”, es que no la planeaste bien"

Atacar por sorpresa, por ángulos o direcciones inesperadas, con armas o tácticas que no se corresponden con las expectativas de los adversarios, nos dará una ventaja enorme para conseguir prevalecer. En mi artículo “El siguiente nivel” traté con detalle este tema
http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2011/03/el-siguiente-nivel-partes-i.html


12-Ten un plan. Ten un plan B, ya que el primero no funcionará.
Las peleas son eventos caóticos, en los que los acontecimientos se suceden muy rápidamente, y en los que las circunstancias iniciales (situación de los blancos, armas que utilizan, incluso las mías propias –estoy herido, se me acaba la munición-) pueden cambiar en cuestión de segundos. Una forma efectiva de hacer frente a este caos es tener un plan previo: situarme en una posición de ventaja y decidir “qué” haré si el blanco “X” o “Y” me atacan. Una consecuencia de lo anterior, es que el plan inicial puede que no valga 5 segundos después de aplicarlo, por lo que necesitaré un plan B.

Una de las célebres “Leyes de Murphy para el combate” dice que “ningún plan sobrevive el contacto con el enemigo”

13-Usa cubierta y abrigo todo lo que puedas.
Un elemento clave de la ventaja táctica es el uso de elementos que nos protejan del fuego enemigo. Debes reconocer los elementos que te ofrezcan protección y utilizarlos siempre que te sea posible. Muchos creen que lo primero que hay que hacer cuando empieza el “fregado” es desenfundar y disparar, esto es incorrecto. Lo primero es MOVERSE, salir de la línea de tiro de los enemigos. ¿Hacia dónde moverme? Hacia aquello que me proteja (a mí o a otros –V.I.P.s-), y desde allí ya me preocuparé de localizar a los cacos y devolverles el fuego.

14-Flanquea a tu enemigo cuando puedas. Protege tu propio flanco.
Cuando alguien inicia un ataque lo hace teniendo en cuenta la posición inicial del objetivo, que se convierte en el eje del movimiento y del fuego. Al lanzar una emboscada, por ejemplo, se delimita una zona de muerte a la que las armas están apuntadas y donde la concentración de fuego es más fuerte. Si cambias de posición y atacas al enemigo desde un costado o desde atrás, no solo saldrás de la zona batida, sino que romperás su esquema de ataque y le obligarás a reorientar su plan, poniéndole a la defensiva y ganando tú la iniciativa.

15-No bajes la guardia.
Otra de las leyes de Murphy para el combate dice: “si tu avance está yendo bien, te estás metiendo en una emboscada. Si tu ataque está yendo bien, ESTÁS en una emboscada”. En cualquier momento pueden comenzar los disparos, nunca bajes la guardia. Si parece que ha acabado, mantén tu nivel de alerta situacional.

16-Siempre que parezca acabar, haz recarga táctica y escanea 360º. "Después pon tierra de por medio lo más rápido que puedas –esto último es de cosecha propia–"

Los clásicos duelos del Salvaje Oeste, en los que dos pistoleros se situaban frente a frente y la muerte de uno de ellos ponía fin al asunto, son más propios de Hollywood que de la realidad de la calle. A no ser que se trate de un ataque improvisado, los malos nunca vendrán solos. Por ello, si parece que el tiroteo ha acabado, no debemos bajar la guardia, sino continuar alerta y tomar una serie de medidas por si hay agresores que no he detectado, o incluso si los que he “tumbado” siguen con fuerzas para seguir disparando cuando salga al descubierto.

He elaborado una pequeña lista de recomendaciones para esta situación “post-incidente”:
Una vez que el tiroteo ha concluido, y por supuesto suponiendo que hemos sobrevivido, debemos tener en cuenta que:

1- Las alteraciones de la percepción pueden durar. Incluso pueden aparecer otras nuevas como pérdida de control sobre el esfínter, vómitos, temblores, crisis nerviosas o desvanecimientos. Esto ha sucedido incluso a personal bien entrenado, por lo que debemos considerarlo.

2- Puede que no haya finalizado del todo. Lo primero es mantenerse en una posición de abrigo, mientras que mantenemos la puntería sobre el último blanco que hemos abatido. Escanea a tu alrededor 360º hasta asegurarte de que no hay amenazas, y realiza una recarga táctica si dispones de munición.

3- Guarda el arma si eres agente de seguridad. Si eres civil, deja el arma en el suelo donde sea visible para la policía cuando llegue al lugar.

4- Chequéate el cuerpo para comprobar que no estás herido. Bajo la tensión del tiroteo puedes no percibir los impactos ya que la adrenalina actúa como un analgésico.

5- Llama a la policía si nadie lo ha hecho.

6- Si puedes, anota lo que puedas recordar o haz que alguien lo haga por ti. Te será útil en el juicio.

7- Si eres policía de paisano o escolta, saca la documentación y tenla bien visible. Cuando llegue la policía puede que no sepan distinguir entre los buenos y los malos. Esto ha pasado ya…y hay que lamentar funestos errores.

Cuando una patrulla de policía llega alertada por los vecinos acerca de un tiroteo, todo aquel que se encuentre por allí será tratado como una amenaza potencial. Sin uniforme, tendrás el mismo aspecto que los delincuentes, y no te conviene tener un arma en la mano en tales circunstancias, y si en cambio tener la identificación bien visible. No camines hacia la policía, espera que ellos se acerquen a ti y te indiquen qué hacer. Haz lo que te digan, los agentes serán rudos hasta que determinen tu papel en el enfrentamiento. Si estás en un vehículo, pon las manos en el volante y no salgas de él hasta que te ordenen que salgas.

8- Las secuelas psicológicas pueden durar años, en forma de pesadillas, depresiones, disfunciones del apetito, cambios de humor, inmovilidad muscular, fatiga crónica, etc. Cuanto más apoyo tengamos tras el suceso, mejor podremos hacerles frente.

17-Mira las manos, las manos matan.
Cualquier arma que el agresor vaya a utilizar tendrá que asirla con las manos. Si un sospechoso se acerca y no ves claramente que lleva las manos vacías, prepárate para actuar. Esto es especialmente importante en climas fríos o cuando tenemos alrededor a múltiples amenazas.

18-Decide ser lo bastante agresivo, lo bastante rápido.
Una vez que ha comenzado, debes actuar al 100%. Dudar ante una amenaza puede precipitar el ataque del enemigo, o hacernos perder un tiempo precioso para defendernos.

19-Cuanto antes acabe la pelea, menos golpes, puñaladas o disparos recibirás.
Algo de sentido común. Por cierto, hay un proverbio chino que dice: “el sentido común no es muy común”…

20-Se educado, se profesional, pero ten un plan para matar a todos los que estén cerca de ti.
Esto puede parecer fuera de lugar, incluso excesivo, pero yo lo entiendo simplemente como tener previsto un plan de defensa ante cualquier persona que esté cerca de nosotros, o diciéndolo de otro modo, que esté lo bastante próximo como para ser una amenaza.

21-Tu opción principal como medio de vida será basarte en 3 pilares: evitar, apaciguar y disuadir.
Una ley natural es que el grande se come al pequeño, el fuerte prevalece sobre el débil .Los depredadores seleccionan a sus víctimas entre las más débiles, enfermas, aquellas que se alejan de la manada o que actúan descuidadamente. Los delincuentes actúan exactamente del mismo modo. Si vas por ahí sin prestar atención, haciendo alarde del dinero, dejando el coche abierto, el teléfono móvil solo, o eres una persona amenazada que cumple rutinas sistemáticamente, los delincuentes o terroristas te pondrán en lugar preferente en su lista de objetivos. Lo mismo ocurre con el agente de seguridad que descuida los procedimientos, colocándose en una mala posición táctica. Los delincuentes lo detectarán e intentarán aprovecharse de esa ventaja.
Sin embargo, el agente que actúa tácticamente, manteniendo el control sobre su entorno, gestionando las amenazas y decidido a hacerles frente, también será detectado por los delincuentes, con el efecto contrario al anterior. Cuando una persona está preparada, y tiene confianza en si mismo, irradia un “halo” que es percibido por quienes están interactuando con él. El resultado es que los malos se buscarán otra víctima. Esto ha evitado atentados terroristas en España.

Caminar erguido, con paso rápido, mirar a los ojos y hablar con voz firme cuando un sospechoso se dirija a nosotros puede evitarnos tener que usar el arma. Recuerda: “si pareces comida te comerán”.

22-No acudas a un tiroteo con un arma de un calibre que no empiece (como mínimo) con un “4”.
Ya sabemos lo fans que son los norteamericanos de ciertos calibres, sobre todo de los que ellos han inventado: .40 S&W, .45 ACP, etc. Creo que esta regla es una especie de “desprecio” hacia los calibres europeos (como el 9mm Parabellum). Lo cierto es que estoy de acuerdo en que, cuanto mayor sea la potencia del arma, mucho mejor. Es más, como dice la regla nº 6, mi calibre de elección tendría 3 cifras: .223, .308… En la película “Harry el Sucio”, Clint Eastwood aparece con un rifle de caza del .458 Magnum cuando acude a “cazar” a Scorpio por los tejados de la ciudad. Su compañero le espeta: “no quieres que se te escape, eh?”.

23-Lleva la misma arma en el mismo sitio, todo el tiempo.
Si alguien trata de atacarnos, nuestra reacción natural será, o cubrirnos con los brazos, o adoptar una posición similar a la de un boxeador. Una persona no entrenada con armas de fuego, no llevará instintivamente su mano a la cadera para empuñar un revólver.

Sólo al entrenar condicionaremos a nuestro cerebro para que lleve la mano a la empuñadura como un reflejo. Por consiguiente, si entrenamos con el arma en la cadera, a la hora de la verdad DEBE estar en la cadera. Si no es así, las consecuencias serán la desorientación y el pánico, además de dar tiempo al “caco” para atacarnos.

24-No puedes fallar lo bastante rápido como para ganar.
La reacción es importantísima, pero el ruido (como comenté con anterioridad), no le hará daño al malo. Hay academias en las que, durante las prácticas, se promueve la rapidez sobre la precisión, condicionando al alumno a gastar el cargador indiscriminadamente.

En los años 70, la media de disparos que efectuaba un policía sobre un delincuente era de 2,5 (el arma más extendida era el revólver de 6 tiros, y los agentes eran bastante cuidadosos en no malgastar los cartuchos). Durante los años 80, se popularizaron las pistolas de 9mm con cargadores de gran capacidad (15 de media), de modo que en 1991 la media de descargas por tiroteo había subido a 13. ¿El motivo? Sencillamente la confianza en que, si fallo 3 o 4 disparos, aún me quedan 11 en el cargador.

El célebre Wild Bill Hickok ya nos aconsejaba “tomarnos nuestro tiempo”, y yo soy de la misma opinión: lo único importante es darle al blanco.

-Conclusiones finales:
Mi reflexión principal es (precisamente) el invitar al lector a la reflexión. Esta no es una lista demasiado exhaustiva, y seguro que muchos “usuarios” encontrarán aplicación a algunos de estos mandamientos en su vida diaria, o lo hallarán en algún momento de su vida.

viernes, 15 de julio de 2011

LA LEY DEL MÍNIMO ESFUERZO: "cantos de sirena..."

Por: Don Gonzalo

Año tras año, promoción tras promoción y plantilla tras plantilla, el juego es siempre el mismo: destruir al que demuestra que los demás no saben o no quieren. La historia se repite, y no siempre en la misma plantilla o unidad. Llega “un nuevo” con ganas de trabajar, y demostrando que sabe estar en el “ruedo”… y hay que destruir su imagen, para encubrir las miserias propias de esos detractores. Hablo del sector profesional que ocupa mi vida, el policial, pero la cosa se siente y huele en todos los órdenes de la vida, y demás oficios y profesiones.

Por desgracia, los primeros son minoría, y por contra son mayoría los cómodos y cobardes devaluadores: ¡pez grande se come al chico! La vida misma.

Volvió a ocurrir hace unos días con un amigo y compañero de la plantilla: detectó, gracias a su olfato e interés policial, un suculento y atractivo ilícito en el que “incar sus garras” de policía, pero le truncaron el servicio. No es la primera vez. Cuando este hombre ve lo que los demás ni tan siquiera conocen, y lo participa a los mandos y compañeros…estos sacan sus uñas y dicen: “Éste no para de meternos en marrones. Se cree que va a salvar al mundo y no deja de darnos trabajo a los demás.” Todos a una, cuando eso ocurre, empiezan a sacar “punta a todo”. Que si esto no está claro…Que si tal vez el chaval del pasamontañas y el Kalasnikov solo pretende dar una broma al cajero del banco…Que si queda media hora para acabar el turno. Cantos de sirena. ¡La cuestión es tirar balones fuera!

No hay mejor forma, se esté donde se esté dentro del sector y de la geografía, que minar la imagen pública y profesional de ese que quiere hacer lo que debe, y que coincide, casualmente, con hacer lo que los demás no quieren. Es así de claro, de duro y de tristemente cierto. Cuanto antes se ensucien las actuaciones de fulano, antes perderá apoyos y antes se lo “crujirán” y lo quitarán de en medio. Si se consigue el propósito… ¡a vivir otra vez de la renta y sin incordiantes compañeros que quieren hacer lo que deben! Con estas actitudes unos ganarán estatus, otros lo mantendrán y otros, los que de verdad se implican, lo perderán.

Como ya dijo otro, en un artículo de similar línea: están los que van al trabajo y los que van a trabajar. Ah, y entiéndase por trabajar el producir, no el estar sentado viendo pasar el tiempo. La diferencia es grande. Esos que van a trabajar son los que creen en lo que hacen, y los que hacen aquello en lo que creen. Estos producen, estos son los que detienen cuando tienen que hacerlo, porque saben cuando deben y pueden hacerlo. Son los que investigan e indagan para detectar la presencia de indeseables vendedores de drogas, o portadores de armas. Son aquellos a los que la mayoría, aunque no se admita en público, tratará siempre de poner trabas y en entredicho. Estos, que debería recibir elogios, felicitaciones y apoyos jerárquicos, serán los “bolos” en el juego del derribo. Son chinas en el zapato de muchos…

Entre los que van a derribar al compañero comprometido y competente están, casi siempre, mandos intermedios y hasta superiores. En ocasiones hasta algún político mete su zarpa en la movida: los políticos tienen, casi siempre, algún favor que pagar a los lanzadores de las derribadoras bolas…

Estos de los que venimos hablando, los competentes, son esos de los que se suele decir: acabará mal, se mete donde no le llaman. Si perseguir a infractores administrativos y penales es meterse donde no se debe, ¡pues sí, lo hacen! Los que tanto se llenan la boca de frases de barrido suelen olvidar —quizás desconozcan— que el no perseguir delitos, o promover su persecución, es un grave delito que solo nosotros, los policías, podemos cometer, amén de otro tipo de profesionales.

¿Pero que subyace detrás de todo esto? ¿Por qué tanto esfuerzo en menoscabar la imagen pública y profesional del que está comprometido? Son muchas las posibles respuestas, pero huele a que existen demasiados policías VACAcionales, y no tantos POLICÍAS VOCAcionales. La falta de formación, al margen de lo anterior —está muy relacionado— es parte del problema. Claro ejemplo: muchos policías no conocen el nombre correcto del tipo penal más habitual en el que suelen intervenir, pero sabrán siempre donde tomar café gratis, dentro de la demarcación, y donde está la más suculenta de las camarer@s…

Por más que algunos luchemos contra el vilipendiador sistema, todo seguirá así: esto es algo inherente al propio ser humano. Cuando el factor humano entra en juego, en cualquier campo, el factor profesional queda aparcado. Eso sí, mientras algunos crean en lo que hacen y representan, y mientras estos quieran aquello que hacen, y no hagan lo que quieran…algo de color relucirá por encima del mediocre gris que rodea el asunto.■

miércoles, 6 de julio de 2011

¿SON MUCHOS, O POR EL CONTRARIO POCOS?: La ratio policial

Hoy se estrena en mi blog, como articulista, un buen amigo y policía. Jorge es oficial de la P.L. de Tarifa, y es también el administrador del blog de su unidad: Grupo Operativo Intervención-Prevención Policial.

Este artículo toca un asunto sumamente interesante, al que ya me hubiera gustado a mí meter mano, pero nunca se me ocurrió, y eso que el asunto ha estado muchas veces en mi cabeza. Tengo que agradecer a Jorge la oportunidad que me ha brindado, pues el texto se conocerá antes en mi blog que el suyo propio.

Espero les guste y les sea instructivo.
Ernesto Pérez Vera.

¿SON MUCHOS, O POR EL CONTRARIO POCOS?:
La Ratio Policial

Por: Jorge Benítez
Oficial de la Policía Local de Tarifa
Experto en Criminología y Seguridad Pública

El tema que vamos a tratar a continuación, sobre el número de policías que deben existir en una determinada plantilla policial, ha sido y es un tema generador de controversias y discrepancias entre distintos colectivos sociales, políticos e incluso profesionales.

Aunque de entrada, tengo que advertir que el asunto se torna un tanto complicado de exponer de forma breve. La conclusión final pretende aclarar y concretar qué número de efectivos policiales hace falta para cubrir las necesidades que, en materia de seguridad, demanda un municipio concreto. Intentaré abordar las cuestiones desde una perspectiva técnico-policial, y de la forma más clara posible, ya que uno de los intereses primordiales, de este modesto profesional del sector, es que este artículo llegue, de forma íntegra, a todas las personas con interés en el asunto.

Por evidentes motivos de interés profesional, y por ser el colectivo al que pertenezco y que más conozco de cerca, me referiré a los municipios y a sus cuerpos policiales. No obstante, gran parte del contenido de este artículo también puede reflejar la realidad de otros cuerpos existentes en nuestro país.

Del mismo modo y para precisar sobre la Ratio Policial, me centraré en los municipios: son la menor división administrativa dentro de la organización territorial de nuestro Estado. Ellos son el seno de las sociedades locales donde se hacen más visibles, y patentes, las diferencias y los conflictos derivados de la convivencia en sociedad.

¿QUÉ ES LA RATIO POLICIAL?
La Ratio es una relación o proporción que se establece entre dos cantidades o medida. En el caso que nos atañe, la relación que se establece cuando hablamos de la Ratio Policial, es aquella que se produce entre policías y habitantes. La correcta lectura de dicha proporción sería la de “número de policías a razón de número de habitantes”, por ejemplo: 2 policías a razón de 1.000 habitantes.

Una vez hecha esta pequeña introducción, sobre la terminología utilizada para asignar un número concreto de efectivos policiales a razón de un número determinado de ciudadanos, vamos a conocer algo más sobre la regulación de la Ratio Policial.

REGULACIÓN NORMATIVA SOBRE LA RATIO POLICIAL EN ESPAÑA.
El artículo 104.1 de la Constitución Española encomienda tanto la garantía de la seguridad ciudadana, como la protección del ejercicio de derechos y libertades, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, sin que se marquen o pongan limitaciones para garantizar estos derechos.

Ni siquiera la Ley Orgánica 2/86 de 13 de marzo de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, a la que la Constitución confiere su desarrollo para la determinación de las funciones, principios básicos de actuación y estatutos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, hace mención alguna (por muy pequeña que esta sea), sobre la Ratio Policial en nuestro país.

Como ya hemos explicado, hasta el momento no existe ninguna regulación normativa que de forma explícita asigne un Ratio Policial en nuestro país, aunque por el contrario, sí existen varias recomendaciones. La primera de ellas proviene de una Directiva de la Unión Europea que recomienda una ratio de 2 policías a razón de 1.000 habitantes, y otra de la FEMP recomendando una ratio de 1 policía a razón de 667 habitantes.

Hasta la fecha no he podido averiguar si existe alguna otra recomendación de algún otro organismo público, aunque como podemos comprobar solo se trata de simples recomendaciones, y no de normas que obliguen a su estricto cumplimiento o pongan limitaciones a una determinada asignación de efectivos policiales.

Como ya advertimos al comienzo: el asunto no se iba a plantear de manera simple. Se desconocen los criterios seguidos por la Unión Europea y por la FEMP para asignar tales ratios, y aunque por el momento nos amparemos en puras conjeturas, podríamos afirmar que los responsables que han elaborado dichas ratios, no han valorado pormenorizadamente los diversos sistemas policiales instaurados en cada uno de los países miembros de la Unión (en el caso de la UE). Igual ocurre con las circunstancias específicas que, en materia de seguridad, aqueja a cada una de las ciudades (en el supuesto de ambos) debido a la gran dificultad e imposibilidad que ello presenta. Son evidentes los motivos, y más adelante los veremos. Razones de fuerza hacen inviable un estudio tan minucioso.

Parece ser, a simple vista, que dichas recomendaciones han sido lanzadas atendiendo a unos criterios generalistas y basados en los índices globales de delincuencia en Europa para el caso de la UE; y de los índices existentes en nuestro país en el supuesto de la FEMP. De otro modo, y para conocer las exigencias en materia de seguridad de una ciudad en concreto, se deben atender a cada una de las características y circunstancias de las ciudades que conforman un país. Esto nos lleva a la obviedad de que cada ciudad contará con unas necesidades muy singulares, y que indudablemente no tienen porqué coincidir unas localidades con otras en este sentido.

Resulta también muy significativo, y a tener en cuenta para el análisis previo a la determinación de la Ratio Policial, los cambios sociales continuos a los que cualquier ciudad, de cualquier país, está sometida. Estos cambios sociales pueden favorecer la aparición de ciertos problemas relacionados con la seguridad, donde previamente no existían. La inmediatez sería otro de los requisitos a tener en cuenta a la hora de realizar el previo análisis para la determinación de la Ratio Policial, ya que el tiempo corre en su contra, basándonos en una lógica y sencilla razón: los cambios sociales pueden provocar la invalidez del estudio, al verse modificada la situación del momento exacto en el que se inició el análisis. Esto puede obligar, al autor del estudio, a tener que adaptar nuevamente el trabajo a los cambios acontecidos.

Salvando estos evidentes planteamientos, sobre las necesidades que en materia de seguridad pueden presentar las ciudades en cada momento, hay que sumarle las peculiaridades y características singulares dentro de los diversos cuerpos policiales que poseemos en nuestro país; y dentro de estos las singularidades que presenta cada cuerpo policial autonómico y local, en cuanto a su estructura y funcionamiento. Estas singularidades hacen despuntar las diferencias existentes, entre los cuerpos policiales dependientes de las comunidades autónomas, y de una manera muy llamativa, esas diferencias se hacen aún más evidentes cuando hablamos de las policías locales, debido al elevado número de éstas. Es digno de mencionar: las diferenciaciones se hacen patentes incluso entre policías locales pertenecientes a una misma Comunidad Autónoma.

Por lo tanto, tras esta simple observación podemos llegar a suponer que la intención y el mensaje que pretende transmitir la Unión Europea o la FEMP, a través de sus recomendaciones, es que en base de los datos estadísticos sobre los índices de criminalidad, y atendiendo a criterios básicos sobre seguridad, recomienda una Ratio Policial esencial o de mínimos para dar una respuesta razonable a esos indicativos.

Pero debemos entender que esto se aleja bastante del servicio de “Atención Policial” que todo país democrático que se precie debe ofrecer a sus ciudadanos. Denominamos a este servicio como un servicio de atención, ya que este debe abarcar aspectos no únicamente desde un punto de vista criminalístico, y de represión del crimen, que aunque muy importantes, no pueden alejar a la policía de la prestación del servicio desde un punto de vista de atención ciudadana en todo el amplio abanico de materias que conciernen a nuestra labor policial. Por cierto, esas materias son, a día de hoy, cada vez más numerosas, tales como: labores relacionadas con materias de policía administrativa, vigilancia del tráfico, atención a víctimas en accidentes de tráfico y catástrofes; labores de índole preventivas como la impartición de cursos de concienciación entre los niños, jóvenes y adultos en materia de: tráfico, contacto con las drogas, violencia de género, competencias relacionadas con el cumplimiento de las Ordenanzas Municipales. Existe un largo etcétera de funciones que contribuyen al mantenimiento de esa deseada, y ordenada, vida pacífica en convivencia.

Como hemos podido ver, son otras muchas funciones las que ejercen los cuerpos de Policía Local, y diferentes son los niveles de implicación que se le pueden dedicar a dichas funciones. Todo dependerá de lo que la administración quiera concebir como niveles tolerables de atención o seguridad ciudadana. Siendo sinceros y realistas: nunca acabaremos con los delitos y demás infracciones, o con otros problemas derivados de la propia convivencia en sociedad.
Otra cuestión a tener en cuenta, como comentábamos anteriormente, es que incluso estas labores no tienen porque ser realizadas en las ciudades de la misma forma o con la misma intensidad, o incluso no tienen ni porqué llegarse a realizar. Si algunos municipios no se ven afectados por ciertos problemas generadores de inseguridad… ¡cómo los van a combatir!

ESTRUCTURA BÁSICA DE LA RATIO POLICIAL
La Ratio Policial deberá estar estructurada en factores que serán comunes para todas las ciudades, y ésta dependerá de la mayor o menor afectación sufrida por cada uno de estos factores, contribuyendo con ello a la determinación y aproximación del número ideal de agentes que deben conformar la organización policial de una plantilla determinada.

A continuación enumeraremos algunos factores que podrían constituir la base principal, o de mínimos, que nos puedan llevar a concluir cual sería el ratio más idóneo para una determinada ciudad. Dichos factores serán aquellos que nos ayuden a determinar las realidades o posibles incidencias que afecten a la propia seguridad. Debemos puntualizar un detalle importante, y es que no necesariamente estos factores deben ser los únicos, ya que su número se puede ver incrementado tanto, como propósitos de ampliar el servicio de atención policial deseen los gobernantes. El origen del estudio para la determinación de la Ratio Policial debe partir, y sostenerse, al menos en los siguientes factores:

Geografía, dispersión urbana y demografía del municipio.- Cuanto mayor sea la dispersión de los núcleos rurales y el número de habitantes, mayor deberá ser la logística empleada para hacer llegar los servicios a los mismos. Algunos factores geográficos son impulsores del crecimiento económico de una ciudad ya que favorecen la aparición e instauración del turismo, de infraestructuras portuarias, aeroportuarias, industriales o empresariales. Este crecimiento y expansión genera riquezas, pero a su vez puede atraer ciertos problemas puntuales que podrán afectar a la seguridad ciudadana.

Estudio socioeconómico.- La observación de la estratificación y estructuración social, así como la identificación de posibles conflictos sociales que propicien o favorezcan la aparición de conductas ilícitas o dificulten la normal convivencia entre los ciudadanos.

Características de las vías y del tráfico.- Accesos a la ciudad, particularidades del tráfico rodado, censo de vehículos, y cualquier otra circunstancia que fomente considerablemente el aumento en la densidad del tráfico, o que suponga una dificultad para la normal circulación de vehículos y personas, aunque esto suceda de manera eventual. Resulta igualmente evidente que la falta y los defectos importantes en las infraestructuras de una ciudad, deberán ser mitigadas con una mayor presencia policial para favorecer la fluidez y aumentar la seguridad del tráfico.

Estudio de la plantilla policial existente.- Las labores de vigilancia del tráfico y seguridad ciudadana son las tareas primordiales y las más básicas desde la existencia de los cuerpos policiales. Son aquellas que requieren para su desempeño de unas condiciones psicofísicas óptimas, ya que dependen mucho de éstas, para el buen desarrollo de la función policial. Como es evidente, la capacidad psicofísica en las personas se puede ver afectada por numerosas circunstancias, encontrándose entre ellas la edad.

Estas tareas primordiales (seguridad ciudadana y tráfico) serán el objetivo básico a satisfacer por la Ratio Policial, sin despreciar en absoluto, como ya hemos expuesto anteriormente, otros servicios policiales muy necesarios y demandados por la sociedad. Por lo tanto, habrá que tener en cuenta la edad media de la plantilla, los agentes en situación de Segunda Actividad. Sobre estos últimos, y en el caso de la comunidad autónoma andaluza, la Ley de Coordinación de Policías Locales de Andalucía Ley 13/2001 de 11 de diciembre, establece cierta preferencia para que los agentes policiales desempeñen sus funciones dentro del propio cuerpo policial, pero no desecha la posibilidad de hacerlo en otro área de la administración. De ser así, engrosarían la plantilla policial pero sin desempeñar sus funciones en esta, por lo tanto aumentaría la Ratio Policial sin favorecer a los objetivos de eficacia establecidos, dentro de las políticas de seguridad pública instauradas en cada una de las entidades administrativas, territoriales o en el propio país.
Del mismo modo se deben analizar cada una de las eventualidades que reflejan la realidad operativa dentro de las plantillas policiales, identificando los índices de producción real (IPR) y concretando unos índices de producción factible (IPF).

Número de cuerpos policiales que operan en la localidad.- Este factor adquiere un muy significativo papel ya que influirá muy positivamente en las ratios policiales si se logra el máximo nivel de coordinación y cooperación entre los distintos cuerpos. Ello provocaría una fusión simulada, operando como un supuesto cuerpo policial único, y definiéndose como si de especialidades dentro de un mismo organigrama se tratara. Esto permite ordenar y encaminar las intervenciones, y cada una de ellas a un único fin: el servicio de atención a la ciudadanía. El ciudadano no percibiría físicamente el funcionamiento policial interno, generando diferenciaciones entre los distintos cuerpos, sino que apreciaría lo único y más importante, que es la solución ofrecida al problema y altos niveles de eficacia, no entrando en cual o qué cuerpo ha intervenido.

Este funcionamiento haría posible el establecimiento de una única Ratio policial que englobaría al total de agentes de los distintos cuerpos, economizando notablemente los recursos y aumentando la eficacia de estos.

Ni que decir tiene que esto se aleja mucho de la actual realidad que vivimos en nuestro país, en cuanto a coordinación y colaboración entre los distintos cuerpos policiales existentes. Hay que decir que todavía se está lejos de experimentar grandes avances en este sentido, aunque ya se están llevando a cabo algunos cambios de importante calado, como la suscripción de algunos municipios al CONVENIO MARCO DE COLABORACIÓN, COOPERACIÓN Y COORDINACIÓN ENTRE EL MINISTERIO DEL INTERIOR Y LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE MUNICIPIOS Y PROVINCIAS, EN MATERIA DE SEGURIDAD CIUDADANA Y SEGURIDAD VIAL.

Otros factores.- Aparte de los anteriormente enumerados, se pueden acoger un número indeterminado de factores que pueden ser tenidos en cuenta para la futura determinación de La Ratio Policial, respetando un único requisito esencial, y es que dicha causa debe afectar a la seguridad ciudadana o seguridad del tráfico. Éste es un requisito fácilmente apreciable por los profesionales, y por qué no, también por los propios ciudadanos, aunque recae sobre los primeros el hecho de afrontar una única dificultad: se requiere un estudio exhaustivo que oriente la determinación del número de agentes necesarios para poder ofrecer un servicio eficaz, y de calidad.

Todos y cada uno de los factores anteriormente expuestos pueden ser objetivamente mejor precisados, pero por evidentes motivos de síntesis, solo he hecho una simple apreciación sobre las posibles consecuencias que de dicho factor puede afectar, de cualquier modo, a la seguridad.

Después de este breve análisis, y a modo de conclusión, podemos decir que la determinación de la Ratio policial dependerá de muchos factores, eso sí, siempre y cuando (como ya hemos visto anteriormente) estos afecten a la seguridad. Las causas determinantes pueden ser múltiples, aunque hemos podido enumerar algunos factores que nos pueden ayudar a definir el número de funcionarios policiales de una manera más precisa.

La labor policial debe adaptarse en todo momento a los cambios sociales: la sociedad está “viva”, y por ello evoluciona, y con ella el delito. Por ello los cuerpos policiales también deben evolucionar, como mínimo a la par. Como todos sabemos, esas “mutaciones” sociales son continuas y muy numerosas, y a la vez distantes y muy particulares debido a la organización territorial de nuestro Estado.

Un detalle importante, dentro del análisis de las organizaciones policiales, versa sobre la necesaria determinación de los índices de producción real (IPR) y la toma de decisiones sobre los índices de producción factibles (IPF). Los IPR serán aquellos que parten de la realidad que se vive en un mismo momento y en el propio seno de la organización policial, es decir, los niveles de producción dentro de la plantilla sin que en ella se haya experimentado cambio alguno en cuanto a personal, medios, funcionamiento interno, etc.

Por el contrario, los IPF serán aquellos que se marquen dentro de las políticas de seguridad; los niveles óptimos de producción dentro de la plantilla policial que garanticen el cumplimiento de los objetivos para las mejoras en los servicios, es decir, serán los niveles de producción pretendidos por las autoridades para llevar a efecto sus cambios, sus propósitos y mejoras.

Pues bien, antes de llegar a la conclusión sobre la Ratio Policial hay que valorar la posibilidad de llevar a efecto un ejercicio de aproximación de ambos índices, es decir, partiendo de los recursos ya existentes (IPR), se deben realizar los ajustes y cambios necesarios que ayuden a la aproximación a los IPF. Naturalmente, siempre habrá que cumplir con el mayor número posible de objetivos valorados. Una vez llegados al máximo en cuanto al aprovechamiento de los recursos disponibles ya existentes, quedará mayormente precisado el probable incremento de funcionarios policiales para concluir con el logro pretendido, y obtener los índices de producción factibles dispuestos por las autoridades.

Dentro de los IPF marcados en las políticas de seguridad, debemos hacer un inciso y detenernos por un momento en uno de los elementos más importantes y a tener en cuenta dentro de la labor policial: “la prevención”.

Dicha labor de prevención se viene asentando desde hace ya varios años como uno de los pilares fundamentales en la labor de los funcionarios policiales, como así se viene sosteniendo y reafirmando cada vez más dentro de las políticas de seguridad en nuestro país. Las labores preventivas no necesariamente tienen que estar fundadas en datos objetivos sobre un problema concreto en el que se quiere intervenir, ya que pueden servir como referentes las experiencias previas ocurridas en otras poblaciones, y por ende, se adoptan las medidas de prevención necesarias para que dicho problema no llegue a afectarles.

Por lo tanto, podemos decir que en muchos casos la prevención es abstracta, es decir, no actúa concretamente contra nada ni nadie, sino que ejercen funciones que van dirigidas a la sociedad en general, y encaminadas a prevenir que dichos sucesos afecten a una determinada comunidad con la simple presencia policial, actividades de control, labores educativas, etc. Esto, como es evidente, queda totalmente supeditado a la voluntad de quienes nos gobiernan y pueden destinar a ello tantos recursos humanos, o materiales, como la economía de la propia administración les permita.

Por lo tanto, por la complejidad que rodea a la seguridad ciudadana, debemos entender como algo carente de sentido, el hecho de realizar una Ratio Policial basándonos única y exclusivamente en un solo criterio, como puede ser la referencia del número de habitantes o los índices de criminalidad de una población concreta, ya que ello no refleja en su totalidad la verdadera realidad sobre los problemas que en materia de seguridad puede presentar una sociedad en un momento determinado.

Para finalizar, podemos concluir que la Ratio Policial será aquella que nuestras autoridades, previo análisis y apoyados en un minucioso soporte técnico, lleguen a concretar, ya que son los máximos garantes y responsables para la puesta en funcionamiento de los mecanismos necesarios, garantizando con ello la seguridad ciudadana y la protección de los derechos y libertades de los ciudadanos, ofreciendo, como no podría ser menos, un óptimo servicio de atención a la ciudadanía.