Por: Don Lurio
Llevo mucho tiempo pensando en este tema: no todos los Policías somos iguales. Por más que los sindicatos digan que todos somos iguales, y reclamen lo mismo para todos nosotros, eso, por suerte, no es cierto. Cada uno vende lo que puede
y tiene: profesionalidad unos, y humo otros. “Trabaja según te pagan”, es una frase muy sindical, pero para muchos habría que emplear ésta otra: “cobra según produces” ¡Ahí le duele a más de uno…!
Todos los sectores sociales están deteriorados internamente. Año tras año, todos los sectores laborales, y profesionales, van yendo a menos. Creo que a nadie se le escapa eso. La sociedad vive una enorme crisis, pero ésta no solo es económica. Principios y valores que antes eran aplaudidos y buscados en determinadas profesiones, y que siempre sumaban en positivo, hoy no son más que un lastre para muchos. En nuestra profesión, por desgracia, esto es palpable a poco que se abran los ojos con atención. Las manidas frases: “yo paso de todo” y “no hago ná…” son el grito de guerra de muchos desgraciados policías.
Llevo mucho tiempo pensando en este tema: no todos los Policías somos iguales. Por más que los sindicatos digan que todos somos iguales, y reclamen lo mismo para todos nosotros, eso, por suerte, no es cierto. Cada uno vende lo que puede

Todos los sectores sociales están deteriorados internamente. Año tras año, todos los sectores laborales, y profesionales, van yendo a menos. Creo que a nadie se le escapa eso. La sociedad vive una enorme crisis, pero ésta no solo es económica. Principios y valores que antes eran aplaudidos y buscados en determinadas profesiones, y que siempre sumaban en positivo, hoy no son más que un lastre para muchos. En nuestra profesión, por desgracia, esto es palpable a poco que se abran los ojos con atención. Las manidas frases: “yo paso de todo” y “no hago ná…” son el grito de guerra de muchos desgraciados policías.
(http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2010/10/no-es-lo-mismo-desgraciados-afortunados.html-mismo-desgraciados-afortunados.html)
Algunos presumen de haberle manifestado esas frases a su propio Jefe, y lo peor no es que las digan sino que las cumplen: pasan de todo. Naturalmente, muchos jefes superiores e intermedios están en esa misma “línea”, así es como algunos han llegado. Demasiados han hecho de ese modo de actuar una religión, y hasta proclaman ídolos y “dioses”.
A veces, usando como base a los especímenes que me rodean, he tratado de hacer una división de perfiles profesionales. Entre las especies a cat
alogar, como es lógico, estoy yo. No es fácil. A poco que medito, sobre el asunto, descubro una nueva “ejemplar”.
Tenemos a los que ni siente ni padecen, o lo que es lo mismo, están…pero como si no estuvieran: son los “cucharas”, que ni pinchan ni cortan. Estos son aquellos compañeros, como otros que veremos después, que van al trabajo y no a trabajar. Hay diferencia. Suelen ser esos policías que, aún llevando años de servicio, no saben como llegar hasta esa calle tan conflictiva de la ciudad, y cuando son allí enviados, para efectuar un servicio, preguntan al compañero que por donde se llega. ¡Patético! Teóricamente, allí ha estado mil veces, pero como si quiere ni puede… pues no sabe, no contesta.
Estos solo saben a que hora empieza el partido rey de la jornada de fútbol, y donde ponen el mejor o más barato café de su demarcación. Son los que van a donde los lleve el viento, pero eso sí, un viento muy suave. Este es un perfil manejable, pero nadie sacará nada positivo de él, no es más que un “número”. Para ellos, cualquier excusa es buena a la hora de justificar lo que jamás admitirán: su bajo o nulo rendimiento. Tanto ellos como sus excusas son anodinos e insulsos.
Tenemos también a los que saben donde se venden drogas, y donde se ocultan los consumidores tras cometer un robo e intercambiar el botín por su ansiada ilícita sustancia. Pero aún sabiéndolo, no se implicarán en la represión y persecución del delito. Saben que en “ese barrio” se trapichea con armas, drogas y con lo que haga falta, pero pasan de largo, y a dist
ancia en el mejor de los casos. El barrio es extenso y NO son capaces de identificar el punto concreto donde se trapichea con drogas, pero al menos les suenan los nombres más habituales del elenco de delincuentes de la zona. Lo malo es que no son capaces de ponerles cara. Nunca se han acercado a ellos lo suficiente.
Estos son fácilmente manipulables por jefes y/o sindicatos: “…hoy sí,…mañana no; pasado mañana no sé; a ver que me dicen que tengo que hacer…” En fin, carentes de personalidad y siempre al sol que más caliente. Para justificar su bajo nivel de rendimiento, y su posición enfrentada a otros perfiles, suelen alegar que no quieren problemas con los demás “grupos”. Se pegan fácilmente al poder establecido, o a la mayoría.
Otra “tribu” es la de los que conocen los lugares y puntos en lo que se producen ilícitos, e incluso saben como se producen esas infracciones (pueden ser administrativas o penales). Estos, además, saben quien es “alias fulano” o “alias mengano”, pero como pasan de todo, ¡y no hacen ná!…no se implican mucho más allá de lo justito. Se mojan muy escuetamente. Estos, por fin, ya empiezan a “molestar” a los infractores, pero como decía antes, no mucho ni tampoco con frecuencia. Suelen ser de los que no escurren el bulto pero, si la ocasión lo permite, dejan que vayan otros
“a ese servicio”. Pero bueno, algo es algo: son el palo de lanza, ya llegaremos a la punta. Quiero pensar que este es el perfil más extendido, pero suele sufrir altibajos; aún así, ahí está. Estos suelen estar “montados” en una posición inteligente, ni están con todos ni están contra todos. Caen bien a la mayoría.
Ya nos vamos acercando a los que se mojan más. Hay otro grupo, el de los que se implican cuando la bolsa suena. Muchos solo se implican -unos más que otros- cuando existen pluses y gratificaciones económicas de por medio. Mientras les paguen un poco más, “doblaran un poco el lomo”. Eso está genial, ¡por fin un perfil que da el callo!, lo malo es que no creen en lo que hacen, es más, puede que los del perfil definido anteriormente crean más en la profesión que estos. No en vano el otro se “mojaba”, aunque poco, sin que se le arrime plata. Por tanto, estos de ahora curran mercadeando: solo trabajan según le paguen. Prefiero al sujeto que se encuentra cercano al otro perfil, al menos no se vende y suele ser más regular. Los de este perfil no suelen ocultar que van allá donde más pelas le paguen. Según soplen los vientos de las mayorías internas, unas veces serán más queridos y otras veces más criticados.
En este grupo “mercantilista” –no me gusta llamarles mercenarios como otros hacen- subyace una subespecie: el que parece que es, pero solo es eso, que lo parece. El integra
nte de esa subespecie parecerá que es un trabajador muy cualificado e implicado, aunque sea por la “bolsa de plata” que le arriman a final mes, pero nada de eso; él parecerá que está en ese barco, sin estarlo. Estos son muy inteligentes: se pegan al grupo que más dinero gana, y con ello se hacen necesitar por el “poder”, pero en el fondo, a poco que se analice su rendimiento, se podrá comprobar que rinden poco o nada. Créanme, abundan. Viven de la renta de otros, aunque a veces de la suya propia. Su gran astucia les hizo sembrar en el pasado para recoger más tarde. Pero no nos engañemos, nunca sembraron demasiado.
Están también, en este particular catálogo, aquellos que son de “todos”, y a la vez no son de “ninguno”. A ver, este perfil es muy singular. Estos podrían ser esos que hoy lo dan todo, pero mañana puede que no den nada, todo depende de con qué compañero vayan de pareja. También son manejables, pero no siempre. Suelen ser buenos currantes, pero no te puedes fiar, pues no mantienen una regularidad en cuanto a su rendimiento. Estos, bien llevados, son muy útiles y eficaces. Creo que profesionalmente no piensan mucho: necesitan que les digan como saltar y hasta donde, pero al final saltan.
Es un perfil a valorar muy positivamente, y está muy extendido en nuestras “sabanas y junglas” profesionales. Estos, cuando no se entregan mucho, suelen alegar, en su descargo, las razones del “parón biológico” de su ritmo de trabajo. Aunque se equivoquen en sus postulados defensivos, ellos creerán estar siempre en la posición correcta. No es mala especie para tener cerca.
Quizás el más criticado de los perfiles, -digo criticado por ser generoso- más bien odiado, sea el de aquel policía que siempre actúa del mismo modo y con el mismo alto grado de implicación. No hay muchos, son rara avis. Ante cualquier tipo de servicio que surja, y sea de la índole que sea, se entregan al máximo. Llueva, haga calor o frío, y aunque sea la hora de acabar el turno de trabajo, siempre acuden al llamamiento con interés por resolver el incidente de modo profesional, y con todas las consecuencias y máximas garantías.
Son odiados por mostrase díscolos con casi todos los perfiles anteriores, pues estos extraños sujetos creen en lo que hacen, y en aquello que representan. Son vistos como b
ichos extraños y actúan siempre en conciencia. Este perfil no es nada inteligente. Suele nadar contra corriente y nunca saldrá del pozo en el que él mismo ha entrado por mantener su postura frente a todo: eso es actuar en conciencia, y cada uno tiene la suya, o quizás no… Estos son considerados, y ellos lo saben, “tipos clínex”: personas de usar y tirar. Los jefes siempre abusarán de ellos, y nunca serán reconocidos como merecen.
Cada sujeto identificado en estos perfiles, sabe, aunque sea en lo más abisal de sus adentros, cuales son sus miserias. No dejan de ser humanos, por ello sabrán de sus limitaciones, y también de sus temores. Todos, en mayor o menor medida, criticarán a los demás integrantes de los grupos que lo circundan, pero algo es más seguro: todos omitirán en público sus vergüenzas y miserias. Ante los desconocidos, se venderán como grandes y comprometidos profesionales, pero únicamente engañarán a quienes no los conocen. Demasiados actuarán como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer. Los que así se comporten, siempre van a minusvalorar el trabajo de los que más hacen, pero también tratarán de menoscabar su imagen pública. Lógico, quedan al descubierto, o como otros dicen, con el culo al aire.
Con una frase puede resumirse mucho: básicamente, existen los que saben y no quieren, y los que quieren y no saben. Esta frase pone en juego otro factor, la formación. También hay de todo.
En cada uno de los perfiles o grupos antes descritos, tenemos a tipos con formación académica universitaria, a otros con estudios medios y a otros con un nivel académico básico. Pero no se engañen: que “fulano” haya pasado por la universidad no implica que sepa desenvolverse en la profesión. Es más, tampoco el paso por la exquisita formación cultural conlleva compromiso con el pilar básico de nuestra profesión: la sociedad y la defensa de los derechos y libertades del ciudadano.
Hay de todo, lo sé. Soy el primero que dice, pero prefiero tener cerca a un policía comprometido, aunque no tenga estudios superiores, que a uno formado universitariamente que no tiene interés ni implicación. Esto hay que matizarlo. Para que el comprometido no formado no la cague demasiado, cerca debe haber, siempre, a un compañero o
jo avizor. Lo ideal es la simbiosis: formación and implicación, pero no abunda. Por cierto, tampoco confundamos nivel de formación profesional con nivel académico.
No me puedo sustraer de “tocar”, aunque sea por encima, otra lastrante carga: los Fashion victim (víctimas de la moda). Estos, que están en auge, son aquellos que solo piensa en sus cabellos y en sus gafas de sol de última moda. En otros momentos, por su corte estético, se les podría haber llamado los brillantinas o gominas. Son los que nunca querrán usar la prenda de cabeza, pues acabarán despeinados, ¿verdad que abundan? Esta es una demostración externa de que NO van a trabajar sino que van al trabajo, y que solo piensan en su imagen estética ante los/as demás, pero sobre todo ante ellos mismos. Estos frívolos “estilistas”, que principalmente abundan en los dos primeros perfiles descritos, solo venden imagen de la institución, pero mala…■
Algunos presumen de haberle manifestado esas frases a su propio Jefe, y lo peor no es que las digan sino que las cumplen: pasan de todo. Naturalmente, muchos jefes superiores e intermedios están en esa misma “línea”, así es como algunos han llegado. Demasiados han hecho de ese modo de actuar una religión, y hasta proclaman ídolos y “dioses”.
A veces, usando como base a los especímenes que me rodean, he tratado de hacer una división de perfiles profesionales. Entre las especies a cat

Tenemos a los que ni siente ni padecen, o lo que es lo mismo, están…pero como si no estuvieran: son los “cucharas”, que ni pinchan ni cortan. Estos son aquellos compañeros, como otros que veremos después, que van al trabajo y no a trabajar. Hay diferencia. Suelen ser esos policías que, aún llevando años de servicio, no saben como llegar hasta esa calle tan conflictiva de la ciudad, y cuando son allí enviados, para efectuar un servicio, preguntan al compañero que por donde se llega. ¡Patético! Teóricamente, allí ha estado mil veces, pero como si quiere ni puede… pues no sabe, no contesta.
Estos solo saben a que hora empieza el partido rey de la jornada de fútbol, y donde ponen el mejor o más barato café de su demarcación. Son los que van a donde los lleve el viento, pero eso sí, un viento muy suave. Este es un perfil manejable, pero nadie sacará nada positivo de él, no es más que un “número”. Para ellos, cualquier excusa es buena a la hora de justificar lo que jamás admitirán: su bajo o nulo rendimiento. Tanto ellos como sus excusas son anodinos e insulsos.
Tenemos también a los que saben donde se venden drogas, y donde se ocultan los consumidores tras cometer un robo e intercambiar el botín por su ansiada ilícita sustancia. Pero aún sabiéndolo, no se implicarán en la represión y persecución del delito. Saben que en “ese barrio” se trapichea con armas, drogas y con lo que haga falta, pero pasan de largo, y a dist

Estos son fácilmente manipulables por jefes y/o sindicatos: “…hoy sí,…mañana no; pasado mañana no sé; a ver que me dicen que tengo que hacer…” En fin, carentes de personalidad y siempre al sol que más caliente. Para justificar su bajo nivel de rendimiento, y su posición enfrentada a otros perfiles, suelen alegar que no quieren problemas con los demás “grupos”. Se pegan fácilmente al poder establecido, o a la mayoría.
Otra “tribu” es la de los que conocen los lugares y puntos en lo que se producen ilícitos, e incluso saben como se producen esas infracciones (pueden ser administrativas o penales). Estos, además, saben quien es “alias fulano” o “alias mengano”, pero como pasan de todo, ¡y no hacen ná!…no se implican mucho más allá de lo justito. Se mojan muy escuetamente. Estos, por fin, ya empiezan a “molestar” a los infractores, pero como decía antes, no mucho ni tampoco con frecuencia. Suelen ser de los que no escurren el bulto pero, si la ocasión lo permite, dejan que vayan otros

Ya nos vamos acercando a los que se mojan más. Hay otro grupo, el de los que se implican cuando la bolsa suena. Muchos solo se implican -unos más que otros- cuando existen pluses y gratificaciones económicas de por medio. Mientras les paguen un poco más, “doblaran un poco el lomo”. Eso está genial, ¡por fin un perfil que da el callo!, lo malo es que no creen en lo que hacen, es más, puede que los del perfil definido anteriormente crean más en la profesión que estos. No en vano el otro se “mojaba”, aunque poco, sin que se le arrime plata. Por tanto, estos de ahora curran mercadeando: solo trabajan según le paguen. Prefiero al sujeto que se encuentra cercano al otro perfil, al menos no se vende y suele ser más regular. Los de este perfil no suelen ocultar que van allá donde más pelas le paguen. Según soplen los vientos de las mayorías internas, unas veces serán más queridos y otras veces más criticados.
En este grupo “mercantilista” –no me gusta llamarles mercenarios como otros hacen- subyace una subespecie: el que parece que es, pero solo es eso, que lo parece. El integra

Están también, en este particular catálogo, aquellos que son de “todos”, y a la vez no son de “ninguno”. A ver, este perfil es muy singular. Estos podrían ser esos que hoy lo dan todo, pero mañana puede que no den nada, todo depende de con qué compañero vayan de pareja. También son manejables, pero no siempre. Suelen ser buenos currantes, pero no te puedes fiar, pues no mantienen una regularidad en cuanto a su rendimiento. Estos, bien llevados, son muy útiles y eficaces. Creo que profesionalmente no piensan mucho: necesitan que les digan como saltar y hasta donde, pero al final saltan.

Quizás el más criticado de los perfiles, -digo criticado por ser generoso- más bien odiado, sea el de aquel policía que siempre actúa del mismo modo y con el mismo alto grado de implicación. No hay muchos, son rara avis. Ante cualquier tipo de servicio que surja, y sea de la índole que sea, se entregan al máximo. Llueva, haga calor o frío, y aunque sea la hora de acabar el turno de trabajo, siempre acuden al llamamiento con interés por resolver el incidente de modo profesional, y con todas las consecuencias y máximas garantías.
Son odiados por mostrase díscolos con casi todos los perfiles anteriores, pues estos extraños sujetos creen en lo que hacen, y en aquello que representan. Son vistos como b

Cada sujeto identificado en estos perfiles, sabe, aunque sea en lo más abisal de sus adentros, cuales son sus miserias. No dejan de ser humanos, por ello sabrán de sus limitaciones, y también de sus temores. Todos, en mayor o menor medida, criticarán a los demás integrantes de los grupos que lo circundan, pero algo es más seguro: todos omitirán en público sus vergüenzas y miserias. Ante los desconocidos, se venderán como grandes y comprometidos profesionales, pero únicamente engañarán a quienes no los conocen. Demasiados actuarán como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer. Los que así se comporten, siempre van a minusvalorar el trabajo de los que más hacen, pero también tratarán de menoscabar su imagen pública. Lógico, quedan al descubierto, o como otros dicen, con el culo al aire.
Con una frase puede resumirse mucho: básicamente, existen los que saben y no quieren, y los que quieren y no saben. Esta frase pone en juego otro factor, la formación. También hay de todo.
En cada uno de los perfiles o grupos antes descritos, tenemos a tipos con formación académica universitaria, a otros con estudios medios y a otros con un nivel académico básico. Pero no se engañen: que “fulano” haya pasado por la universidad no implica que sepa desenvolverse en la profesión. Es más, tampoco el paso por la exquisita formación cultural conlleva compromiso con el pilar básico de nuestra profesión: la sociedad y la defensa de los derechos y libertades del ciudadano.
Hay de todo, lo sé. Soy el primero que dice, pero prefiero tener cerca a un policía comprometido, aunque no tenga estudios superiores, que a uno formado universitariamente que no tiene interés ni implicación. Esto hay que matizarlo. Para que el comprometido no formado no la cague demasiado, cerca debe haber, siempre, a un compañero o

No me puedo sustraer de “tocar”, aunque sea por encima, otra lastrante carga: los Fashion victim (víctimas de la moda). Estos, que están en auge, son aquellos que solo piensa en sus cabellos y en sus gafas de sol de última moda. En otros momentos, por su corte estético, se les podría haber llamado los brillantinas o gominas. Son los que nunca querrán usar la prenda de cabeza, pues acabarán despeinados, ¿verdad que abundan? Esta es una demostración externa de que NO van a trabajar sino que van al trabajo, y que solo piensan en su imagen estética ante los/as demás, pero sobre todo ante ellos mismos. Estos frívolos “estilistas”, que principalmente abundan en los dos primeros perfiles descritos, solo venden imagen de la institución, pero mala…■